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Fútbol | Inglaterra

El Swansea ha vivído importantes trifulcas dentro del vestuario, especialmente desde la salida de Laudrup

PPLL

Jueves, 17 de abril 2014, 20:15

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Los egos y unos puntos de vista demasiado opuestos han sido normalmente los detonantes de las trifulcas y los problemas que se pueden dar sobre los terrenos de juego, pero en pocas ocasiones han llegado a ser entre los integrantes de un mismo club. Este es el caso del Swansea City, que esta misma temporada, durante un entrenamiento, el actual jugadorentrenador del club, Garry Monk, tuvo una importante pelea con Chico Flores cuando aún eran compañeros, ya que su técnico era Michael Laudrup que posteriormente fue destituido. El defensa gaditano tuvo un encontronazo con el también capitán del club que, debido a la gravedad del mismo, una persona del público que estaba presenciando la escena llamó a la policía, que se personó en las instalaciones del conjunto galés para mantener la calma.

Desde el club, actualmente en una crisis de resultados que le mantiene en posiciones de descenso, se ha reiterado a los aficionados que pueden estar tranquilos y que no deben alarmarse por estos casos. Su justificación: entienden que son hechos aislados. Sin embargo, antes de enfrentarse en el último partido contra el Chelsea, fuentes oficiales del club han confirmado que algunos jugadores sin especificar cuáles estuvieron implicados en un par de incidentes.

Pero esta situación viene propiciándose desde el inicio de temporada, ya que los malos y continuos resultados que el equipo lleva arrastrando desde Diciembre, obteniendo solo tres victorias en 18 partidos de la Premier League, han hecho mella dentro de las filas del club a pesar del cambio de técnico. Monk fue quien cogió los mandos del equipo tras la salida de Laudrup, pero la nave sigue hundiéndose y eso no ayuda a aliviar los roces. Ambos jugadores compartían posición en defensa, luchaban por un mismo puesto, pero el nuevo cargo del veterano zaguero ha roto unos esquemas jerárquicos que distan de los iniciales. Las relaciones internas han cambiado mucho respecto al arranque de temporada y la caseta es un polvorín.

Pérdida de identidad

La liga inglesa ha cultivado desde sus inicios una fama de caballerosidad, digna de sus valores como nación, y se ha distinguido destacando este rango por encima de otras. Es posible que por mantener la responsabilidad de ser la cuna del fútbol mundial. Es por ello que a la hora de analizar estos aspectos se le suele restar importancia a los hechos, aunque luego se terminen reconociendo y aclarando, como en este caso: Todo se solucionó rápidamente y volvió a la normalidad, explicaba el portavoz del Swansea, y aseguraba que los jugadores luchan por el objetivo común de sacar al equipo del pozo sin distraerse por estos temas sobre el campo.

Sin embargo, no parece que sea un caso aislado a este club. Especialmente viendo lo sucedido en el West Bromwich Albion, equipo entrenado ahora por Pepe Mel. El técnico español presenció, en un partido contra el Cardiff como James Morrison golpeaba a su compañero de equipo Saido Berahino. La bronca terminó, según las palabras del entrenador madrileño, solventándose de una manera perfectamente natural, casi como si de dos hermanos de la misma familia se tratara. Mel reivindicó la importancia y la estima que se le tiene a Berahino y aseguraba que cuentan mucho con él para los partidos que quedan de liga. Su idea era restar importancia a estos hechos, que han terminado sin denuncia al agresor por parte de su compañero, y seguir contando con el punta que días después fue cazado inhalando gas nitrógeno después de una derrota de su equipo.

Y es que esta competición parece que está perdiendo todos esos estandartes de los que antes presumía si nos fijamos en estas acciones y las comparamos con otras del pasado, como la de Fowler. En un Arsenal-Liverpool, en 1997, este jugador no dudo ni un instante en reconocer que no se había cometido un penalti sobre él cuando saltó en un lance del partido por encima del meta Seaman. Finalmente se pitó la infracción y tiró el balón flojo y a la izquierda cuando ejecutó la pena máxima, blocando el portero la pelota que salió rechazada hacia su compañero del Arsenal McAteer, que fue quien finalmente marcó el tanto. Por este noble gesto el delantero fue distinguido por la UEFA con el premio al Juego Limpio.

Cada vez más la Premier se llena de polémica, algo que algunos creen relacionado con la llegada de extranjeros a la Liga. Una de las últimas ha sido la celebración, considerada antisemita, de Nicolas Anelka. Los gestos de honestidad en Inglaterra van desapareciendo. De hecho, el gesto de buena conducta más recordado en los últimos tiempos llega desde la Bundesliga. Hunt tuvo la misma reacción que Fowler para evitar que señalaran la infracción a favor de su equipo, el Werder Bremen, el pasado mes de marzo cuando ya ganaban de 2-0 al Nuremberg y advirtió al colegiado que se había equivocado pitando penalti porque no era. El árbitro señaló saque de puerta. Pocas veces priman estos valores hoy en día en Inglaterra, donde la presión de la competición se nota en el aumento de técnicos despedidos. Ese oasis inglés que quedaba cada vez es menos visible.

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