Sánchez Jover y Pascual Jr prolongan la mejor saga del voleibol español

Paco Sánchez Jover y Rafa Pascual, los mejores jugadores que ha dado el voleibol nacional en su historia y dominadores en España y Europa en las décadas de los ochenta y noventa, han sido relevados ahora en las canchas por sus hijos Javi y Rafa, que ya militan en la selección juvenil.

Sánchez Jover y Pascual, que suman más de 400 defensas de la camiseta española, nunca coincidieron en un mismo equipo, salvo en la selección, donde forjaron una amistad que ahora continúan dos de sus hijos, compañeros en el 7 Islas Vecindario y en la concentración nacional permanente de Palencia, con Ricardo Maldonado.

El veterano deportista murciano, presidente y entrenador del 7 Islas Vecindario, está "muy contento" porque Javi y Rafa continúen los pasos paternos: "Cuando viajaba por Europa veía que hijos de antiguos jugadores también llegaban lejos en el deporte de sus padres y eso me daba una cierta envidia". "Ahora lo estamos viendo en España con nuestra descendencia, la mía y la de Rafa, que siguen un poquito el camino de nuestra disciplina, lo que es para mí un motivo de orgullo. Estamos aquí para echarles una mano y ver si los hacemos grandes jugadores y personas, que puedan conseguir éxitos y labrarse un futuro en este deporte, sin abandonar el tema académico", destaca.

Paco Sánchez Jover recuerda que nunca coincidió con Pascual en un mismo club: "Nuestro equipo común fue la selección nacional durante muchos años, allí labramos una gran amistad y me siento muy orgulloso de que esté ahora con nosotros Rafa hijo, a quien voy a ayudarle en su formación". "Ha empezado a jugar más tarde que Javier, el año pasado. Le va a costar un poquito más salir adelante, pero es un hombre fuerte y ha heredado muchas cosas de Rafa. Solo necesita tiempo y se lo vamos a dar para ver si sacamos a un jugador como su padre", ha subrayado.

Por su parte, Javier Sánchez, colocador de 18 años, ve bien que los hijos quieran "emular" las trayectorias deportivas de sus padres, sobre todo si estos han sido "los mejores de su disciplina en España y Europa". "Además, Rafa y yo estamos juntos en el mismo equipo y selección", subraya.

A Sánchez Carreres le gustaba de pequeño jugar de atacante, pero su padre le inculcó que tenía que ser colocador, porque ese perfil se ajustaba más a su estatura y a su condición de zurdo. "Creo que todo ha salido bien", añade el hijo de Sánchez Jover.

En este momento la meta de Javi Sánchez es clasificar a España para el Preeuropeo y, la próxima temporada y si le dejan seguir, continuar su formación en Palencia. Si no fuese así, regresaría a la isla, donde rivalizaría por un puesto con Dani Castañeda. Además, asegura que su compañero y amigo Rafa progresa paulatinamente. "Empezó a jugar el año pasado y comenzar en edad juvenil es más complicado, pero está trabajando mucho para llegar a ser un buen jugador", ha explicado.

Sobre si le disgusta que le comparen con su padre, afirma que no, sobre todo porque no es posible: "Él era rematador opuesto y yo soy colocador. Sí me molestaba más que me compararan con mi hermana gemela, Andrea, que juega a baloncesto en Virginia (EE.UU.)".

A su vez, Rafa Pascual Chbeir, de 17 años, reconoce que siempre se fijó en su padre porque, además de ser su progenitor, lo admira como un "ídolo" porque en el voleibol ha sido "el más grande". "Lo veo como mi padre, pero también le pido consejos porque, después de todo, ha sido quien ha sido en mi deporte", añade.

Pascual, cuyo físico recuerda al de su padre a su edad, confiesa que le costó bastante llegar al voleibol federado.

En relación con la oportunidad que le ha dado Sánchez Jove , el rival de su padre en España, ha dicho que lo importante es que fuera de las pistas eran y son "grandes amigos" y, aunque lleva poco tiempo con él, le parece "muy buen entrenador". "Me encantaría ser profesional, poder llegar a ser alguien como mi padre y marcar así otra época. He empezado un poco tarde, pero siempre trato de dar todo lo que tengo. En el voleibol se gana habilidad con los años y no se puede desaprovechar nada, por eso escucho los consejos de mi padre", concluye Pascual.