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Teixeira amarga el sueño europeo en Anoeta
FÚTBOL

Teixeira amarga el sueño europeo en Anoeta

Dos goles del brasileño dan la victoria al Shakhtar ante una Real que controló el partido pero no supo materializar sus contadas ocasiones

LUIS F. GAGO

Miércoles, 18 de septiembre 2013, 11:14

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Diez años después volvía la sintonía de la Champions en una fase de grupos a mezclarse con el aire marítimo desde La Concha. Acogida entre la ilusión y la fiesta, la hinchada realista dejaba atrás una década con algunas escapadas hacia los infiernos de la Segunda y empezó a buscar glorias por la máxima competición continental. La Real Sociedad perdió ante un Shakthar Donetsk venido a menos cada año que pasa pero al que todavía le quedan restos de ganador. A pesar de todo, ya no es aquel monstruo del fútbol negocio a base de talonario que amenazó con la hegemonía europea occidental. El resultado final vino por la justicia de los goles visitantes frente a la injusticia por el buen juego desplegado de los locales.

Al equipo ucraniano le falta lo mismo que a todos aquellos construidos a partir de una filosofía de dilapidar dinero en fichajes exóticos de la cuna del fútbol bonito. Esa competitividad nacida desde el trabajo, el esfuerzo y la voluntad del grupo unido. La misma clave que marca el caminar desde hace dos años de una Real que ve cortada su proceso de metamorfosis en gigante. Con Vela y Griezmann como baluartes de la juventud dentro del tesoro blanquiazul, Arrasate sigue el consejo que todo maestro comienza dando a su aprendiz: no cambiar nada cuando algo funciona, porque entonces se estropea el conjunto. La fórmula aplicada por Montanier sirve a una plantilla que sabe lo que debe hacer en cada momento. El nuevo técnico solo se encarga de transmitir su sangre fría a los jugadores si estos acometen el agravio de impacientarse en el momento que no salen las cosas igual que en la pizarra.

Posible penalti a Xabi Prieto sacado fuera del área por el árbitro al margen, la primera mitad alardeó del buen juego infructuoso donostiarra. Con Seferovic ofuscado por la falta de oportunidades sobre la meta contraria y Rubén Pardo tratando de encontrarse a sí mismo entre la telaraña naranja tejida a su alrededor, tocaba sensatez desde el banquillo para dar más empaque a los vascos. No era el momento de amilanarse ante una competición a que a cualquier neófito, o casi, le viene grande al principio.

El campeón de Ucrania llegaba a Guipúzcoa intentando jugar igual de antaño sin las estrellas que llevaban a buen puerto ese esquema. Las ventas de Fernandinho (Manchester City) y Mkhitaryan (Dortmund) son un lastre importante, toda vez que sus reemplazos -Bernard, Fernando y Fred, internacionales absolutos con Brasil- ni tan siquiera juegan de titulares. Parecía firmar el empate a medida que su defensa achicaba balones en proporción al acoso txuri-urdin hasta que Teixeira rompió el contrato con un gol tras jugada brasileira con taconazo de Douglas incluido. Vela insufló esperanza en los pulmones de los aficionados con su cabezazo al larguero y cargó miedo al mismo tiempo dentro de los corazones eslavos. Anoeta esperaba la magia que suele sacar de la chistera alguno de sus hombres de confianza. Esta vez el conejo en forma de gol lo sacó de nuevo el brasileño Teixeira aniquilando cualquier esperanza. La misma que se desvaneció con la lesión final de Granero, que puede ser grave y sumar más quebraderos de cabeza a la noche negra blanquiazul.

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