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Montes de Aramaio (Álava/Gipuzkoa)

Durako gain (814 m.), Murugain (776 m.), Ganboralde (706 m.) y Asentsiomendi (689 m.)

La ascensión al Murugain desde el puerto de Kurtzeta permite recorrer todo el cordal que cierra el remoto valle alavés por el Sur y el Este

Lunes, 08 de Julio de 2013

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Aramaio es un remoto valle alavés encajado entre Bizkaia y Gipuzkoa. Delimitado por la sierra de Arangio (O) y los montes de Aramaio (S, E y N), una de sus cimas más significadas es el Murugain. No tanto por su altitud como por su esbelto perfil y su singular historia.Y es que el Murugain es la morada de Errensugea, el dragón de la mitología vasca. Según la leyenda, en el castillo que existía en su cima vivía un dragón que tenía atemorizado a los habitantes del entorno, que debían entregarle periódicamente jóvenes mujeres a cambio de no sufrir su ira. Por fin, decidieron matarlo clavándole una barra de hierro incandescente. Desde entonces, Arrasate, el pueblo que crece a sus pies por la vertiente guipuzcoana, pasó a denominarse en castellano Mondragón o "Monte del Dragón".La ascensión al Murugain es directa desde cualquiera de los barrios que descansan en sus laderas, tanto por Aramaio (Untzilla, Suña) como por Arrasate (Gellao, Galartza, Gelasibar). Sin embargo, otra interesante opción consiste en recorrer desde el puerto de Kurtzeta todo el cordal, que a modo de espinazo del gran dragón, culmina en el Murugain. Una travesía que permite ascender Durako gain, también centenaria, Ganboralde y Asensiomendi.En el puerto de Kurtzeta, justo antes de iniciar el descenso hacia Aramaio, parte a la derecha una pista forestal que recorre todo el cordal y por la que discurre el GR- 121 (Gipuzkoako Bira, poste de señales). Sin embargo, como nuestro objetivo es visitar sus cimas, nada más atravesar el paso canadiense, cogemos a la izquierda un camino que asciende por el pinar y más arriba sale a terreno abierto, por el que alcanzamos el viejo buzón del Durako gain (0h.20"), desde el que se divisa todo el recorrido que nos espera.

HITOS

  • Durako gain: 814 m. (UTM:30T 534481.66 E, 4763714.53 N) Puntuable para los Cien Montes.

  • Murugain: 776 m. (UTM:30T 538323.00 E, 4766729.00 N) Puntuable para los Cien Montes.

  • Ganboralde: 706 m. (UTM:30T 536087.00 E, 4764091.00 N)

  • Asentsiomendi: 689 m. (UTM:30T 537012.00 E, 4764056.00 N)

  • Cómo llegar: En Durango, BI-623 hasta Otxandio y BI/A-3941 por Oleta hasta el puerto de Kurtzeta. Desde Vitoria, N-240 hasta Legutio y A-2620 hasta el puerto de Kurtzeta.

  • Cartografía: MTN 87-IV (Otxandio), 1:25.000, del IGN.

  • Horario: 4h.00
  • Distancia: 15.5 km.
  • Desnivel positivo: 875 m.
  • Severidad del medio: 1
  • Dificultad orientación: 2
  • Dificultad del terreno: 2
  • Esfuerzo necesario: 3
  • Tipo recorrido: Ida y vuelta
Seguimos la divisoria pegados a una valla, que no tardamos en cruzar para descender (dcha.) hacia la pista. Desembocamos en ella tras pasar junto a una borda, aunque inmediatamente tomamos un desvío (izd.) para visitar la modesta ermita de San Adrián y refrescarnos en su cercana fuente de hierro. Continuamos por el camino, que vuelve a la pista principal en un collado. De nuevo transitaremos por ella solo unos metros, hasta el desvío (izd.) a una senda que remonta hasta la cima del Ganboralde. De nuevo seguimos la divisoria, aunque una valla obliga a girar a la derecha y retornar a la pista por un pinar. Una vez en ella continuamos hacia la derecha durante unos metros, hasta un cruce donde tomamos una pista (izd.) por la que llegamos hasta la cruz del Asensiomendi, gemela de las que coronan el Tellamendi y el Murugain.Desandamos unos metros el camino para tomar un desvío (dcha.) que nos devuelve a la pista principal, por la que alcanzamos el barrio de Untzilla (1h.45") y su monumental iglesia parroquial. Un camino a su derecha lleva hasta un crucero, donde seguimos también a la derecha hasta una próxima bifurcación. Aquí, una pista forestal (izd., poste de señales), se adentra en el pinar y remonta hacia las alturas. Más arriba sale a terreno despejado, donde un sendero nos sitúa bajo la peña cimera. Es el momento de abandonar la senda, que da un amplio rodeo, y aprovechar las trochas de los animales para alcanzar la poblada cima. Ni las antenas que la asedian ni las dolorosas heridas del TAV impiden disfrutar de la panorámica, aunque sí la ensucian.Si hemos contemplado la opción de la travesía, la excursión terminará en alguno de los barrios que rodean la montaña. En caso contrario, volveremos hasta Kurtzeta desandando el camino, aunque evitando las cimas ya visitadas.

 

 

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