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El grupo gallego Siniestro Total.
Un gallego en Japón
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Un gallego en Japón

Antes que Rajoy visitara Fukushima, otros gallegos de pro llamados Siniestro Total ya habían hecho su particular ‘Made in Japan’

MIGUEL PÉREZ

Lunes, 7 de octubre 2013, 15:10

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Si los sobres de Bárcenas hubieran sido bien empleados en cursos de idiomas y protocolo, otro gallo le cantaría a la política española en sus viajes internacionales. Va camino de convertirse en una condición para afiliarse y llegar a ser alguien en el partido aquello de meter la pata en el extranjero sin ruborizarse. Fuera caretas. Es tan cool como cocer las verduras en el lavavajillas sin acordarse de ponerle la tapa al tarro.

Si AnaBotella se convirtió hace poco en una celebrity de los comités olímpicos, Mariano Rajoy la ha rebajado a condición de telonera en su reciente viaje a Japón: no contento con contravenir el protocolo y saludar más tieso que Mazinger Z al emperador Akihito, el presidente demostró un sentido de la oportunidad equivalente a una declaración de zona cero al manifestar que los "los temores sobre Fukushima son infundados" justo después de que la central reconociera una nueva fuga de líquido radioactivo. Quizá desde Godzilla, Japón no había recibido una visita tan estimulante.

Gallegos hay hasta en la luna. La visita de Rajoy por tierras niponas no viene a descubrirles nada a los compostelanos, coruñeses o lucenses. Porque antes de que el presidente del Gobierno supiera que una señal de reconocimiento en aquel país es que te coloquen una rosa roja en el ojal (para regocijo de Rubalcaba), los componentes de Siniestro Total ya habían difundido el nombre de Japón en un disco fechado en 1993 que no había sido grabado en Japón, no versaba sobre Japón ni hacía más referencias a Japón que el sacacorchos de su portada, presuntamente Made in Japan. Hay que decir en su defensa que el gran grupo de punk rock vigués tenía una tendencia psicóticamente jocosa por los títulos singulares: ¿Cuándo se come aquí?, Menos mal que nos queda Portugal o Siniestro Total II: El Regreso oportunamente, su segundo disco levantan testimonio de su ingenio letrista.

Nadie sabe exactamente si el Made in Japan de los siniestros quería reflejar la invasión de artículos fabricados en el país nipón que saturaba España en los 90; es decir, en la época pre-Ikea y anterior también a que los chinos averiguasen que vender un gato de plástico que levanta una pata era lo más entre los españoles y comenzaran a montar bazares. Otras teorías apuestan porque se trata de una reminiscencia del legendario disco de Deep Purple grabado en 1972 en Osaka y el Budokan de Tokyo. Hay que subrayar que ejemplos sobran véase el Made in Japan de los Elio E le Storie Tesse de que aquel álbum causó una conmoción global en el mundillo de la chupa y el air guitar: pregunten a un roquero setentero si prefiere encarnarse en Ritchie Blackmore o Nacho Vidal y lo flipan con la respuesta que les dé. Jo, tío.

En cualquier caso, el disco representa un cambio drástico en la trayectoria de los vigueses, que habían dejado muy satisfecha a la parroquia durante los dos maratonianos años anteriores con En beneficio de todos y el directo Ante todo, mucha calma. Un sonido más duro, con tres guitarras sonando al tiempo, las de Miguel Costas, Julián Hernández y Javier Sotos, sobre las bases también más pesadas y energéticas de Segundo Grandío (bajo) y el batería Ángel González. O sea, un sonido nuevo pa habernos escarallao.

Pero más allá de esa ruptura, o de que se trate del último disco grabado por ese tándem con nombre de ultramarinos llamado Costas-Hernández, el Made in Japan de Siniestro Total tiene un valor añadido por quienes intervinieron en su desarrollo y sus conexiones con la cultura de la postmovida. He aquí cuatro de ellas.

Mikel Clemente. Cineasta nacido en 1964 en la vizcaína Barakatown. Un tiempo y un lugar duros para la lírica y para casi cualquier otra cosa. Nunca se metan con alguien que vivió el Altos Hornos way of life. Clemente (no confundir con el Clemente entrenador, también baracaldés y ejemplo de tío forjado en hierro colado) es un realizador clave para seguirle la pista a la cultura popular de los últimos treinta años: multipremiado en festivales internacionales por sus documentales, ha grabado videoclips para numerosas bandas (de Zarama a Def con Dos, Fito y Extremoduro) y difícilmente pudiera comprenderse la historia visual de Siniestro Total sin él. En el Made in Japan es el responsable de los clips de El hombre medicina, Cuenca minera y Yo dije yeah!, grabado en el famoso Amordiscos vigues y donde se llevó a un pujante Álex de la Iglesia, que ese mismo año, 1993, despuntaría en el cine español con Acción mutante.

Álex de la Iglesia. La conexión vasca de Siniestro Total continúa con Álex de la Iglesia. Lo bueno de los 80 y los primeros 90 es que todos eran más o menos nuevos, todos empezaban a romper la pana y no había managers, equipos ejecutivos y asesores que cortasen el rollo. Fan de la banda, el cineasta bilbaíno no sólo contribuyó al desmadre visual del Made in Japan, sino que recurrió años más tarde al repertorio de los vigueses para las bandas sonoras de Muertos de risa, El día de la bestia y 880 balas. El rapaciño de Zugarramurdi también aparece en el documental que Mikel Clemente realizó sobre Siniestro Total para el lujoso Que parezca un accidente de 2003.

Joe Hardy. Como el Gobierno: donde dije digo, digo Diego. Los siniestros fueron los primeros en grabar un Made in Japan en Memphis, lugar donde ni a día de hoy sería posible encontrar a Pikatxu. Allí trabaron contacto por primera vez con Joe Hardy. Hardy es el tipo de persona en cuya presencia hay que inclinarse, como cualquiera menos Rajoy con el emperador de Japón. Menos mal que esto no es Pacific Rim, que sino España habría recibido ya una sartenada de bofetadas robóticas.

Productor de grupos como ZZ Top, Green On Red, The Replacements y artistas de la talla de Jeff Haley y Steve Earle, Hardy condujó a Siniestro Total por los caminos del hard rock y el blues. Les recomendó un par de tiendas y los vigueses aprovecharon los ratos libres para conquistar Memphis y comprar discos. Así se enteraron de la existencia de Jack Griffin, una influencia definitiva años más tarde para grabar La historia del blues. Hardy ha sido una especie de hermano mayor para Julián y sus chicos, que en 2010 grabaron con él Country & Western. ¡Yihaaaa!

Tobe Hooper. Algunas situaciones marcan toda una vida. Julián Hernández y Miguel Costas pertenecen a una generación a la que impactaron las películas de terror de los años 70 y 80. Wes Craven, William Friedkin y John Carpenter han hecho más porque miles de adolescentes se hicieran pis en la cama que una cosecha completa de manzanilla. En Made in Japan, a los siniestros se les notan esas raíces en la canción La sierra es la familia, inspirada en La Matanza de Texas II, dirigida por el tejano Tobe Hooper en 1986. Claro que el disco tiene otras joyas a la misma altura hemoglobínica como La corbata colombiana y Sin novedad en el potaje: «No se hacen prisioneros / que hay que darles la merienda / si no hay para nosotros / que no vengan a la fiesta». En fin.

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