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nuevo escándalo en la polícía autonómica catalana

Los Mossos d'Esquadra, una Policía en el ojo del huracán

La muerte de dos detenidos en apenas tres horas vuelve a poner en el punto de mira a un Cuerpo con un amplio historial de condenas por torturas y actuaciones bajo sospecha

JAN ECHEVARRÍA , JOSÉ AHUMADA

Viernes, 4 de abril 2014, 18:24

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Los Mossos d'Esquadra vuelven a estar en el punto de mira. La muerte de dos hombres en un plazo de apenas tres horas después de haber sido detenidos en Barcelona y Salou ha vuelto a poner en entredicho la actuación de la Policía autonómica de Cataluña, cuya imagen se ha visto empañada en los últimos años por una sucesión de escándalos: palizas grabadas en comisarías, desmedida violencia de los antidisturbios, fallecimientos en extrañas circunstancias Un cúmulo de incidentes que, de cara al exterior, han dibujado los perfiles de un Cuerpo propenso a los excesos.

El actor y doblador Alfons Bayard, que ha trabajado en varias series de TV3 y en algunos episodios de 'Aida' y 'Hospital Central', murió el miércoles tras ser reducido por siete agentes que se personaron en una terraza de la plaza Molina, de Barcelona, donde supuestamente molestaba a los clientes y mostraba una actitud muy exaltada. Tras ser esposado, el detenido empezó a sentirse mal y se desvaneció. Los servicios de emergencias le trasladaron al Hospital Clinic, donde fue certificado su fallecimiento por una parada cardiorrespiratoria.

Los Mossos han abierto una investigación oficial sobre este caso y otra por el fallecimiento de un hombre en Salou (Tarragona) después de forcejear con varios policías que se personaron en su domicilio tras ser alertados por los vecinos ante los gritos de una mujer. El arrestado golpeaba a su pareja, a la que causó heridas graves, y mostró una actitud "muy violenta" con los agentes, que acabaron por esposarle. El varón, de 43 años, perdió posteriormente la conciencia y murió instantes después, según fuentes de la Generalitat. El juez que lleva el caso ha decretado el secreto del sumario.

Llueve sobre mojado

La Policía catalana ha protagonizado na sucesión de polémicas operaciones, que en algunos casos se han saldado con contundentes condenas en los tribunales y numerosas denuncias. Uno de los casos más recientes es el del empresario Juan Andrés Benítez, que murió en el barrio del Raval, de Barcelona, el pasado 6 de octubre tras haber llamado a los guardias para que mediasen en la disputa con un vecino. El fallecido, según diversos testigos, había salido por la noche a la calle en busca de su perro y se enzarzó en varias discusiones. La última de ellas provocó una trifulca que derivó en la actuación de los Mossos. La autopsia atribuyó la muerte a la enfermedad cardiaca que padecía de la víctima, el consumo de cocaína y los golpes recibidos por parte de los policías. Varios vídeos grabados por vecinos mostraron cómo los agentes le agredían mientras permanecía inmovilizado en el suelo. Diez guardias que participaron en el operativo han sido imputados por la juez. El intendente jefe de la comisaría de Ciutat Vella fue revelado de su cargo a finales del pasado marzo.

Un joven que discutía con un amigo fue trasladado a la comisaría de Les Corts, en Barcelona, en abril de 2006, donde los agentes confirmaron su identidad, ya que había perdido el DNI. Fue puesto en libertad, pero se quejó del trato que había recibido y exigió la identificación a los mossos que le habían retenido. Acto seguido resultó detenido, inmovilizado y pateado por varios policías. Uno de ellos, el único al que pudo identificar, fue condenado a 10 meses de cárcel y dos años de inhabilitación por un delito de torturas.

Otros tres mossos fueron condenados a cuatro y tres años de prisión por haber propinado en comisaría una paliza a un hombre con el que, fuera de servicio, discutieron en un bar de copas de Barcelona. Para intentar garantizarse su silencio, le amenazaron en las dependencias policiales con matarle y con violar a su mujer si presentaba una denuncia. Los agentes fueron posteriormente indultados.

La Audiencia de Barcelona condenó a seis años y siete meses a tres policías autonómicos por torturar a un albañil rumano, Lucian Paduraru, de 28 años, al que confundieron con un ladrón. Durante su arresto le propinaron una paliza, le insultaron y, tras desnudarle en comisaría, le amenazaron introduciéndole una pistola en la boca. En la detención también estuvo presente la mujer del joven, que estaba embarazada de tres meses y recibió un trato degradante.

¿Más duros que otras policías?

La imagen violenta de los Mossos se ha visto reforzada con actuaciones como la de sus antidisturbios al cargar con saña en 2010 contra estudiantes que rechazaban el Plan Bolonia -decenas de jóvenes resultaron heridos por una operación que le costó el cargo al entonces director general del Cuerpo-, la mano dura con los 'indignados' o el pelotazo, durante la huelga del 14 de noviembre de 2012, por el que perdió un ojo Ester Quintana. La Generalitat niega cualquier responsabilidad en este incidente.

¿Puede deducirse de esta sucesión de hechos que los Mossos son más duros que otras policías? La psicóloga Dolores Gonyalons no lo cree así. Ella, que ha entrevistado a los aspirantes a agente en las oposiciones y ha impartido la asignatura de Autocontrol en el centro en que se forman, asegura que todos los que superan los sucesivos cortes están preparados para actuar correctamente. "Se les reconoce mucha capacidad de autocontrol, de empatía, asertividad, capacidad de trabajar en equipo, de contención y, a la vez, de iniciativa. Cumplen el perfil que ha de tener alguien que va a llevar un arma y manejan las habilidades necesarias para tratar con los ciudadanos. No están ni mejor ni peor formados que otros. En mi opinión, el problema es que a los Mossos siempre se les ha utilizado como un arma para hacer juego político".

Aunque hace 25 años que se puso en marcha esta Policía autonómica, hasta 2005 no comenzó su verdadero despliegue por toda Cataluña, que se completó hacia 2008. El Cuerpo está formado actualmente por unos 14.000 agentes. Los sucesivos consellers de Interior se han enfrentado a momentos difíciles por discutidas actuaciones policiales, y cada uno lo ha hecho con su estilo. A Joan Saura, de Iniciativa per Catalunya, que ocupó el cargo durante el Gobierno del tripartito (2006/10), se le reprochó, sobre todo, la dureza con que se trató a los estudiantes que se manifestaban contra la reforma universitaria acordada en Bolonia. No obstante, fue él quien impulsó la creación de un código ético policial -muy mal acogido por los mossos-, que aprobó cuando su salida del puesto era ya inminente.

Código ético

Una de las primeras decisiones de su sustituto, Felip Puig (CiU), fue derogarlo. Sus dos años de mandato quedaron marcados por el desalojo por las bravas de los indignados de la Plaza de Cataluña (mayo de 2011 y la contundencia con que la Policía se empleó durante la huelga general de marzo de 2012. En 'Polònia', un popular programa de la televisión catalana que repasa la actualidad política en clave de humor, el actor que lo encarnaba siempre aparecía con un bate al hombro. Fue tan rápido el desgaste que en diciembre de ese mismo año cedió el testigo a su compañero de partido Ramon Espadaler, que en su primera gran crisis a causa de la muerte de Juan Andrés Benítez ya respaldó a sus subordinados en apuros. Sorprendería mucho que ahora, tras la muerte del actor Alfonso Bayard en Barcelona y la de otro hombre en Salou en menos de tres horas, Espalader criticara la actuación policial y condenara tajantemente lo sucedido.

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