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Una voluntaria atiende el teléfono./ MIguel Herreros
El Teléfono de la Esperanza ya suena en Bizkaia para combatir la angustia de la crisis
TRAS DOS AÑOS DE PREPARATIVOS

El Teléfono de la Esperanza ya suena en Bizkaia para combatir la angustia de la crisis

La asociación desembarca en Bilbao para ayudar a personas con problemas: "La mayor preocupación de la gente que llama es la soledad", explica su coordinadora

MIRIAM COS

Martes, 25 de febrero 2014, 01:12

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Llevan 43 años ayudando en España y en el extranjero, pero les faltaba Bizkaia. La Asociación Internacional del Teléfono de la Esperanza desembarca en Bilbao para ayudar a todas esas personas con problemas que necesiten hablar con alguien. Tras dos años de preparativos, los gestores de la organización han decidido que está todo listo para su funcionamiento. Este lunes ha sido el día elegido para su estreno en la villa.

Fátima Montenegro, coordinadora de la organización y voluntaria por vocación, sabe bien que la tarea que realizan tras la línea telefónica es ardua. "El mayor problema de la gente es la soledad. No solo porque lo estén, algunos se sienten así aunque estén rodeados de personas", explica. Ese factor no les exime de recibir llamadas en referencia a problemas muy duros, como la violencia de género o el suicidio. "Pretendemos mejorar la situación que vive la persona", apunta. Además, Montenegro asegura que la mala situación económica cae a plomo en las personas que ya tienen otro tipo de preocupaciones. "A veces suman la crisis a sus problemas empeorando la situación".

Con presencia en 28 provincias españolas, además de Oporto, Zúrich, Miami y París junto con nueve provincias de Latinoamérica, la organización tiene como objeto promocionar la salud emocional, especialmente en las personas que sufren una crisis individual. "La gente que llama es normal, con problemas cotidianos", sentencia Montenegro. Y es que no hace falta estar al límite para que los telefonistas de las cuatro líneas del servicio vizcaíno presten su ayuda. "Los voluntarios recibimos una formación de dos años en crecimiento personal. Aprendemos a utilizar nuestros recursos personales y a estar bien para luego poder enseñar a la gente que llama a utilizar los suyos, a ser feliz", explica.

Las personas que llaman no dan su nombre ni ningún tipo de dato, y no se les hace un seguimiento, a no ser que se perciba una gravedad en su estado. "Las llamadas son largas, por lo que la situación de angustia se nota. Si la persona está muy mal se le intenta derivar a un profesional", aclara Montenegro. Esos especialistas también colaboran de forma voluntaria para la organización, que se financia a través de los donativos puntuales, los socios, algunas subvenciones y actividades de todo tipo, como conciertos benéficos. "Con la crisis hay menos ayudas del Gobierno, por lo que le echamos mucha imaginación para conseguir financiación", comenta la coordinadora.

Cursos y talleres

Además del claro servicio que vienen prestando desde hace años en gran parte de España, el Teléfono de la Esperanza ofrece todo tipo de cursos y talleres para quién quiera ir, y siempre de manera altruista. En los dos últimos años, en los que aunque no han tenido línea telefónica han actuado en Bilbao, han recibido la solicitud de hasta 300 personas para formar parte de sus cursillos. Muchos no tienen nada que ver con la línea telefónica, otros acuden tras recibir el apoyo de los voluntarios a través del teléfono. "Aunque sea anónimo hay gente que después te llama agradecido por tu ayuda, e incluso personas que vienen y participan", y es que según Montenegro, "todos podemos ser usuarios y voluntarios".

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