El Gordo se acuerda de Mondragón

Mondragón ha vivido uno de sus años más amargos. La crisis de Fagor, la estrella del cooperativismo vasco, donde muchos vecinos habían invertido su vida y sus ahorros, ha provocado en el pueblo una lluvia de lágrimas en los últimos meses. Y este domingo también las ha habido, pero de alegría, ya que el Gordo del sorteo de Navidad, por una de esas paradojas que tiene la vida, les ha regado con un chaparrón de 180 millones de euros. En total, se han despachado en la localidad guipuzcoana 45 series premiadas con cuatro millones de euros cada una. El número 62246 ha sido vendido en la Administración número 2 de Avenida de Álava, situada en el barrio de San Andrés, un vecindario humilde donde se encuentra, precisamente, una de las plantas de Fagor Electrodomésticos.

En plena celebración de su día de Santo Tomás -una fiesta con gran arraigo popular-, el pueblo ha vivido una montaña rusa de emociones. Se han sucedido los abrazos, los brindis y los gritos. Así ha sido desde que este domingo a las 10.46 horas salió el Gordo y se supo que, después de Leganés -donde se han quedado 360 millones del primer premio-, Mondragón era el lugar más beneficiado. Un golpe de suerte que, de alguna manera, pone la nota dulce al más negro del municipio guipuzcoano.

El hombre del momento, el que ha llevado la suerte al pueblo en momentos tan duros, no acaba de creérselo. José Mari Garai, responsable de la administración que ha vendido el número, no estaba siguiendo el sorteo y ha sido avisado por teléfono por la delegación de Loterías y Apuestas del Estado en Gipuzkoa. En ese momento, él se encontraba disfrutando de la tradicional fiesta de Santo Tomás. Inmediatamente, ha acudido a su local, y allí, en la entrada, ya había gente celebrándolo con champán. No puede haber mejor visión para un lotero. "Me lo he tomado con mucha alegría. Es una manera de levantar un poco la moral al pueblo, porque está muy baja y hay cierto pesimismo", ha afirmado.

Cinco años con el mismo número

Garai, que nunca había repartido premios en la Lotería de Navidad, se ha estrenado en este cometido por todo lo alto. Según ha detallado, buena parte de las 45 series que ha vendido su administración las han comprado trabajadores de Fagor Arrasate, que no tiene nada que ver con Fagor Electrodomésticos, salvo su pertenencia a la Corporación Mondragón. Estos empleados compraban el mismo número desde hace cinco años. El resto de los décimos se han vendido en ventanilla, sobre todo a vecinos del barrio, por lo que ha quedado "muy repartido" por todo San Andrés, un enclave humilde que es la sede de una de las plantas de Fagor Electrodomésticos y donde en marzo de 2008 ETA asesinó al exconcejal socialista Isaías Carrasco. También se han hecho participaciones para el comercio con el 62246 y un concesionario de Renault también ha repartido el 'Gordo'. En un momento en el que "el pesimismo se apoderaba de la gente del pueblo", confía en que estos millones permitan a los ciudadanos de la localidad "mirar con un poco de más de alegría al futuro". Garai, a falta de revisar sus propios décimos, parece que no se ha quedado con ningún décimo premiado.

Si ha tocado a alguno de los socios de Fagor Electrodomésticos será por décimos sueltos. Pero el 'Gordo' también ha tenido en cuenta a otros parados del pueblo, como en el caso de José Ignacio Agüero y Carmen Conejo, un matrimonio que compró dos décimos y tiene a sus tres hijos desempleados. Los cinco se acercaron a la administración de lotería, al igual que Alberto Mondragón, que gracias al décimo agraciado que posee podrá echar una mano a su hija, ella sí, en paro tras el cierre de Fagor Electrodomésticos.

Los 180 millones que se han repartido en Mondragón no suman ni la cuarta parte de la deuda de Fagor Electrodomésticos ni ayudarán a reflotar la empresa, pero sí sofocarán en parte la crisis de un pueblo y una comarca que tiene por delante la dura tarea de superar el que probablemente es el mayor trauma económico de su historia. Porque este año parece que los bombos de la lotería han sido especialmente 'sabios', ya que algunos de los premios más cuantiosos han recaido en localidades especialmente castigadas por la crisis, como Leganés, Mondragón y Bailén.