El tren circuló de 3 a 7 kilómetros sin la intervención del maquinista por un despiste

El Alvia que descarriló el pasado miércoles en Angrois, poco antes de llegar a Santiago de Compostela, circuló de 3 a 7 kilómetros sin la intervención del maquinista debido a un "despiste". Francisco José Garzón, el conductor del convoy, ha admitido que una distracción le llevó a pensar que se encontraba en otro tramo del recorrido, por lo que no redujo la velocidad al entrar en la curva A Grandeira, que enfiló a 190 kilómetros por hora en lugar de a 80, el límite permitido en esa zona, según recoge el atestado policial y publica 'La Voz de Galicia. Se confundió de tramo, se confundió de túnel y en el terrible momento en que se dio cuenta del error e intentó echar mano del freno de emergencia -cosa que hizo- ya era demasiado tarde: el tren iba desbocado y estaba a punto de convertirse en la tumba de 79 personas. El peor accidente ferroviario de los últimos 40 años en España.

Lo que no especificó Garzón fue la causa del despiste. Por eso, las pesquisas policiales van ahora en esa dirección. En el atestado se recoge que el maquinista, tras el brutal impacto, llama desde la propia cabina del tren -en la que estaba solo en el momento del accidente- al servicio de emergencias de Renfe para dar cuenta del siniestro. "Somos humanos, somos humanos. Qué voy a a hacer. Si hay muertos caerán sobre mi conciencia", señaló en un primer momento mediante el sistema de comunicaciones internas. Además de interesarse por los pasajeros y admitir que iba a 190 kilómetros por hora, Garzón preguntó por su móvil. Algo que ha llamado la atención de los investigadores. Por eso, ahora intentan averiguar si las llamadas o los SMS fueron el motivo de la distracción fatal. Al parecer, según el rotativo gallego, el maquinista llevaba dos teléfonos: el corporativo -que está desaparecido, por lo que el juez ha pedido información a la compañía telefónica- y el personal, donde, al parecer, no se han hallado indicios de actividad en los minutos previos al descarrilamiento.

No se ausentó de la cabina

Lo que sí se ha descartado es que Garzón sufriese alguna indisposición o que se hubiese ausentado de la cabina. Los trenes cuentan con un sistema llamado popularmente 'pedal de hombre muerto' que el maquinista debe accionar constantemente para demostrar que el convoy no va sin control. Si no lo hace, en 27,5 segundos el tren se para solo. El maquinista del Alvia siniestrado lo pulsó en todo momento, luego estaba a los mandos del tren.

Ahora, el juez que instruye el caso, Luis Aláez, ha pedido una reconstrucción fiel de los hechos para determinar sin ningún margen de duda en qué momento el maquinista perdió la noción de dónde se encontraba, cuánta distancia exactamente recorrió el tren mientras el conductor creía estar en otro punto del recorrido y en qué momento intentó Garzón corregir el error y frenar, algo que debería haber empezado a hacer unos cuatro kilómetros antes. Durante su declaración ante el juez el pasado domingo, fuentes cercanas al caso afirman que el maquinista se desmoronó en varias ocasiones y se echó a llorar.

Sin fianza

Después de ofrecer su versión de los hechos, ha quedado en libertad con cargos y sin fianza, pero tendrá que comparecer semanalmente en el juzgado que se le designe. Se le acusa de 79 homicidios por imprudencia profesional, delito castigado en el Código Penal con penas de prisión de entre 1 y 4 años, además de la inhabilitación para la profesión por un período de entre 3 y 6 años.

Ninguna de las partes ha solicitado prisión para Garzón, al no apreciarse riesgo de fuga ni de destrucción de pruebas. Además, se le ha prohibido salir del territorio nacional sin autorización judicial durante seis meses y, durante este tiempo, se le ha intervenido de forma cautelar la licencia profesional para la conducción de ferrocarriles.