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Nadal, con su madre Ana Maria, en los Premios del Deporte Mundial Laureus en Barcelona. /AP
Los Nadal, la envidia de los Corleone
así es su entorno

Los Nadal, la envidia de los Corleone

No hay lugar para bromas cuando se trata del clan: la lealtad a la familia está por encima de todo. Y Rafa no estaría donde está sin ellos...

ISABEL IBÁÑEZ

Viernes, 21 de junio 2013, 14:26

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Es una de mis victorias más especiales, quiero agradecer a todos los que están ahí». Esta frase la pronunció Rafa Nadal el domingo con el ya histórico octavo trofeo de Roland Garros en su poder y mirando a un punto concreto de las gradas, donde se agolpaban gran parte de su familia y colaboradores. «Tuvimos momentos bajos, y si mi gente, mi equipo, mi familia no hubiesen estado ahí, habría sido imposible», añadió. Un gesto, el de buscar entre el público, que forma parte del ritual del deportista antes y en los descansos de cada encuentro. Sorbo de agua de una botella, sorbo de agua de otra y recorrido visual por los espectadores hasta encontrar a los suyos. Lejos de distraerle de la pelea, el saber que están cerca le ayuda mentalmente a lograr el éxito que tantas veces ha disfrutado. Dice que cuando juega construye en torno a él una muralla y que el cemento que utiliza para ello es su familia.

No hay que engañarse, no se trata de la típica dedicatoria a familia y amigos. Hay algo más profundo, integral. Los que conocen bien al clan dicen que parecen la típica familia siciliana. Hasta hace poco, vivían todos juntos en una casona del centro de Manacor: los abuelos con sus cuatro hijos, entre ellos el padre de Rafa, los cónyuges de éstos, y los nietos, como el tenista. Tres generaciones distribuidas en diferentes alturas. Para ellos, la máxima es no pelearse. Algo que parece costar hasta en las familias mejor avenidas, en ésta la cosa va más que en serio. Sebastián, el padre, ha dicho en alguna ocasión que la primera y última regla para el clan es la lealtad a la familia. Incluso la separación de su mujer, la madre de Rafa, en 2009, ha sido amistosa y pasado un tiempo han vuelto a acudir juntos a los torneos que disputa su hijo, quien vivió un tormento al conocer la noticia del divorcio.

Porque Rafa Nadal no es uno, sino muchos. Tiene a su lado a toda su familia, y a los que no lo son, como amigos y miembros de su equipo, los convierte en sangre de su sangre. Todo para conseguir una armonía interior, una paz que le sitúe en la condición necesaria para batir al rival. «Nosotros siempre intentamos transmitirle un clima de calma, educación, y naturalidad», explica la madre. Cabeza muy fría y corazón ardiente. Un corazón que hace siete años entregó a una chica manacorí como él, María Francisca Perelló. La Prensa siempre se refiere a ella como Xisca, pero lo cierto es que por mucho que se repita hasta la saciedad, nadie de su entorno la dice así. Su familia la llama María Francisca, y tanto para Rafa como para el entorno de este, es Mery. Eso es al menos lo que cuenta el periodista británico John Carlin en una biografía que escribió del tenista en 2011.

Maribel en el punto de mira

La chica tiene 24 años, dos menos que su novio. Es la única hija del constructor Bernat Perelló y de la funcionaria del Ayuntamiento de Manacor María Pascual. Estudió administración y dirección de empresas y en la actualidad está trabajando. Poco más se sabe de ella, porque ha hecho de la discreción un arte. No habla nunca para la prensa rosa (ni para otra), y tampoco se la ve muy cómoda cuando va con su chico a actos benéficos.

Más a gusto parece que empieza a encontrarse Maribel, la hermana de Rafa, a la sazón la persona que le presentó a Mery cuando ésta tenía solo 14 años. Maribel acapara últimamente la atención de la prensa rosa, que la busca entre las gradas y ya la califica de "it girl", de icono de moda, por su estilo y belleza. Tiene 21 años, este año acaba la carrera (estudia INEF) y le gustaría ser profesora de Educación Física. También juega al tenis y tiene novio deportista: Pep Juaneda, golfista profesional que estudia Derecho. Maribel es una de las mejores amigas de Rafa, que le saca cinco años.

A la madre, Ana María Parera, hija de una familia de Manacor dedicada al mueble, la conocimos gracias al anuncio de Cola Cao que protagonizó hace unos años junto a su hijo. «Creo que la primera vez que ganó un partido fue jugando conmigo -decía en aquel spot-. Luego, con su raqueta le he visto derrotar a todas las paredes de casa. (...) Lo que él no sabe es que cada vez que gana un partido yo gano mucho más. He ayudado a mi hijo a ser feliz, y esto para una madre sí que es ganar». Lo decía de verdad porque ella, como muchas mujeres, abandonó su vida profesional por él y su hermana. Cuando nació Rafa, decidió dejar la perfumería que regentaba y se dedicó en cuerpo y alma a la familia. También es modelo de discreción, y solo sale cuando tiene que hablar de la Fundación Rafa Nadal, dedicada a los niños en riesgo de exclusión, de la que es presidenta: «Recuerdo que cuando Rafael tenía 17 años estuvo en la India -relataba en una reciente entrevista en "AR"-. Al volver, le pregunté qué tal, y me contestó: "Bien, lo que pasa es que nos llevan a un hotel de lujo y cuando sales fuera la diferencia es tan impresionante..." Él no vino de allí pensando en nada concreto, pero a mí también me interesaban estos temas. Y así, hasta que un día te preguntas: "Y ¿por qué no hacemos algo?"».

Mano dura

A ella y a su padre, Sebastián, les debe Rafa una educación disciplinada, el que todos tengamos del deportista esa imagen de chico bueno y educado que siempre dice lo correcto, el hijo que todo el mundo querría tener. Como cuando saluda al adversario, pase lo que pase, al terminar el encuentro. Sebastián es empresario, hombre de negocios entregado, de los que se encuentran a gusto en el tajo, de los que no desfallecen. Entró a trabajar de joven en una vidriería y al de dos años compró el negocio junto a su hermano Toni, que se convirtió en su socio. Sebastián se encarga por completo de la empresa para que Toni haya podido dedicarse a tiempo completo a entrenar a su sobrino sin cobrar específicamente por ello. Es así porque Sebastián, el cerebro, el pragmático, se ocupa de ganar dinero para los dos.

El tío Toni es el más conocido por haber sido la persona que ha modelado a Rafa, que le ha llevado adonde está con inflexibilidad y mucho sacrificio; siendo un crío le hacía entrenar en la mitad de la pista castigada por el sol y si se le olvidaba la botella de agua... no había agua. Aunque algunas cosas son directamente mentira, como que obligara al crío a jugar con la zurda: «Es una leyenda urbana», asegura él, porque al chico lo de darle con la izquierda le salió natural. Pero sí es Toni un tipo que impone. En un chat con los lectores de un diario contestaba así sobre sus tenistas más admirados: «A Rafa no le he admirado nunca. El que más me gustaba era Nastase». Y tiene fama de tener mano dura: «Mano dura no. No soy una persona dada a los halagos. Dicen que soy duro de palabra porque cuando Rafael ha ganado yo he intentado siempre restarle importancia, porque al final él ya tiene la recompensa en el premio. No hace falta que le diga constantemente que es muy bueno. Desde pequeño tuvo la suerte de ir ganando, y se puede ser duro. Nunca lo sería con alguien que no funcionara muy bien».

Junto a Rafa está también su tío Miguel Ángel Nadal, el futbolista famoso, jugador del Barça y la selección española, adorado por el tenista. Y el equipo que siempre le acompaña, los colaboradores a los que Rafa considera amigos: su agente, Carlos Costa; su fisioterapeuta, Rafael Maymó, al que él llama cariñosamente Titín; Jordi Robert, apodado Tuts, que gestiona sus tratos con Nike y es amigo íntimo; el médico Ángel Ruiz Cotorro; Joan Forcadés, su entrenador físico; Miguel Ángel Munar, su amigo más antiguo, los tenistas Carlos Moyá y Tomeu Salvá... Una legión.

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