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Lee Rigby, con el traje de gala del Segundo Batallón del Regimiento Real de Fusileros./ Agencias
El hombre que siempre estaba sonriendo
la tragedia de 'Riggers'

El hombre que siempre estaba sonriendo

El soldado decapitado este martes en plena calle al sureste de Londres era Lee Rigby, un seguidor del Manchester United, "ingenioso y burbujeante", que tenía un hijo de 2 años

JULIA FERNÁNDEZ

Viernes, 24 de mayo 2013, 18:01

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Inglaterra sigue conmocionada. El asesinato este martes de un soldado a las puertas de un cuartel a manos de un ciudadano británico de origen africano ha vuelto a revivir en los británicos el miedo que ya sintieron el 7 de julio de 2005. Aquel día, cuatro bombas estallaron en el corazón de Londres y mataron a 56 personas, entre ellos, a los propios terroristas encargados de colocar los explosivos, y dejaron 700 heridos. Ahora, solo hay una víctima, pero las circunstancias en las que ha encontrado la muerte ha dejado perplejos a la opinión pública. Su agresor le decapitó en plena calle y luego lo confesó, con las manos ensangrentadas, ante una persona que lo grabó con su móvil.

No hay palabras. Y mucho menos en Crumpsall (Manchester). Allí nació Lee Rigby, la víctima de esta locura criminal, hace 26 años. Y allí le esperaba su madre, a la que había prometido visitarla dentro de unos días. No hay consuelo. "Es que no puedo creerlo", dice Andy Grimshaw, que vive a unos metros de la casa del soldado, a quien sus amigos llamaban cariñosamente 'Riggers'.

Rigby se alistó en el Ejército en 2006. Pertenecía al Segundo Batallón del Regimiento Real de Fusileros, y su primer destino había sido Chipre. En 2009, también formó parte del grupo que se desplegó en la región afgana de Helmand, y que perdió a siete miembros durante la operación. Asimismo, este seguidor del Manchester United Asimismo, participaba en el Cuerpo de Tambores. Sus compañeros van a echarle mucho de menos. "Siempre estaba sonriendo, haciendo bromas para alegrar a todos", subraya el sargento Ned Miller. "Era ingenioso y burbujeante", le describen. Pero quien más va a notar su falta será Jack, su hijo de dos años. "Era un padre amoroso", lamenta su compañero Barry Ward.

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