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TRABAJO

La sangría de los trabajadores fijos

El 40% de los asalariados españoles con contrato indefinido, cuatro millones, han sido despedidos en los años de la crisis

AMPARO ESTRADA

Domingo, 21 de abril 2013, 23:20

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Un porcentaje del 40% permite ganar unas elecciones generales (en las últimas, el Partido Popular obtuvo la mayoría absoluta con un 44% de los votos), pero también marca otro triste récord del deterioro del mercado de trabajo. Desde que empezó la crisis, más de cuatro millones de trabajadores con contrato indefinido han sido despedidos, según los datos del Servicio Público de Empleo. Eso significa que en torno al 40% de los asalariados fijos (a cierre de 2012 había 10,7 millones) han perdido su empleo desde 2008, aunque algunos de ellos hayan podido encontrar otro trabajo. La crisis económica ha provocado un vuelco en el mercado laboral que permanecerá una vez España consiga volver al crecimiento. No sólo la tasa de paro se ha disparado por encima del 26% y estamos en torno a los seis millones de parados, sino que la estabilidad en el empleo ha desaparecido y nadie espera que vuelva.

En España, en cada crisis económica, las empresas reaccionaban muy rápido a la situación mediante la extinción de contratos. Los primeros en sufrirlo eran los contratos temporales, que resultaban mucho más baratos de extinguir. Pero la larga duración y gravedad de esta crisis ha hecho que se golpee de lleno a los fijos. Y mucho más después de la reforma laboral de 2012. Es la opinión de Antonio González, miembro de Economistas frente a la Crisis, que fue director de gabinete de Valeriano Gómez en el Ministerio de Trabajo. González considera que la reforma laboral va a traer «un aumento brutal de la inestabilidad laboral» incrementando los niveles de rotación y agravando la falta de formación. Todo ello, a su vez, acentuará el círculo vicioso de baja productividad y bajos salarios. «Todas las medidas de la reforma laboral, con su repercusión en los salarios y el debilitamiento de la negociación colectiva, conducen a un mercado laboral de muy baja productividad», señala.

Inestabilidad

Según el informe 'El empleo en Europa 2008' de la Comisión Europea, España es el segundo mercado laboral de la UE con mayor rotación e inestabilidad, solo por detrás de Dinamarca. Sin embargo, hay una notable diferencia entre ambos: mientras en España la probabilidad de transitar del empleo al desempleo es más del doble que en Dinamarca (y el triple que en Alemania o Suecia), la probabilidad de los daneses de pasar del desempleo al empleo es del 45% frente al 28% que tienen los españoles, según el Banco de España. Por si fuera poco, el tránsito de la inactividad al empleo en España es cuatro veces menor que en Dinamarca.

No es extraño entonces que los parados de larga duración en España, los que llevan más de dos años buscando trabajo, se hayan multiplicado por nueve, pasando de 221.000 en el último trimestre de 2007 a casi dos millones (1.924.100) a finales de 2012. Y de ellos, uno de cada cuatro tenía entre 45 y 54 años, la nueva franja de edad que, según los expertos, está siendo golpeada por los despidos en el sexto año de crisis. «A los que estaban en la franja de 60 años ya los han echado a la calle y ahora lo que hay son despedidos por debajo de 50 años y con contrato indefinido», explica Antonio Masse, abogado laboralista y profesor de la Universidad de Deusto.

La inestabilidad ya era una característica autóctona de nuestro mercado laboral: más de un tercio de los trabajadores tenía contrato temporal (con la crisis y la reducción de empleo ese porcentaje ha descendido al 23%) y la figura del despido improcedente permite despedir sin causa alguna. Sale caro, antes más que ahora, pero es fácil para la empresa. Con la reforma laboral se reduce el coste del despido y se facilitan las causas para poder despedir al precio más barato. En el resto de los países de nuestro entorno «el despido es bastante más difícil y bastante más barato», señala Antonio González. «Nosotros tenemos la combinación contraria, sólo Dinamarca y el Reino Unido tienen el despido más fácil que en España».

No obstante, Iñigo Sagardoy, presidente de Sagardoy Abogados y profesor de Derecho del Trabajo de la Universidad Francisco de Vitoria, matiza que, antes de la reforma laboral de 2012, el despido era prácticamente la única vía de reestructuración de las empresas porque no se podían reducir los salarios, pero ahora los ERE que se hacen son combinados, no son sólo de extinción sino que en gran parte de ellos aparecen medidas de reducción salarial para evitar una mayor destrucción de empleo. En 2012, primer año de aplicación de la reforma, los ERE se incrementaron un 56%, pero mientras los de extinción crecieron un 11,4%, los de suspensión temporal lo hicieron en un 46% y los de variación de jornada prácticamente se duplicaron.

Además, Sagardoy destaca que empieza a haber muchos descuelgues salariales, incluso acordados con los sindicatos para no aplicar el convenio. «En 2007 y 2008 te encontrabas con empresas en pérdidas que estaban obligadas por convenio a subir el sueldo a los trabajadores. Eso era kafkiano», dice. Desde la reforma se han producido 1.178 descuelgues. Hace dos años apenas había diez. Sagardoy destaca la responsabilidad demostrada por los sindicatos buscando amortiguar la destrucción de empleo.

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