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Cristiano Ronaldo, con la luz verde en la frente, durante la semifinal de Copa contra el Barça. / Josep Lago / Afp
La plaga verde
AENA HA REGISTRADO 349 INCIDENTES EN 10 MESES

La plaga verde

Los punteros láser se han convertido en una pesadilla para los jugadores de fútbol y, lo que es peor, para los pilotos de avión

CARLOS BENITO

Sábado, 16 de marzo 2013, 09:33

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El ser humano siempre ha mostrado cierta facilidad para descubrir los peores usos de las tecnologías nuevas. Esa mezcla tan lograda de imaginación y necedad ha alcanzado niveles asombrosos con el puntero láser, una herramienta muy útil para los conferenciantes, los aficionados a la astronomía su nítido haz parece elevarse hasta las mismas estrellas o los fotógrafos nocturnos, pero que también ha obtenido particular fortuna entre otro colectivo abundante en esta sociedad, los mentecatos. Malo es que alguien se dedique a incordiar con su aparatito a los jugadores de un equipo de fútbol. Bastante más grave es que un gamberro elija como objetivo de su rayo cegador a un piloto en plena aproximación para un aterrizaje nocturno. Pero el colmo es que esta práctica disparatada se acabe extendiendo hasta convertirse en algo relativamente común: según consta en una reciente respuesta parlamentaria, Aena registró 349 casos de deslumbramiento por láser en los aeropuertos españoles entre enero y octubre del año pasado. La cifra supera a la acumulada a lo largo de todo 2011, cuando hubo 326.

No se trata de una costumbre exclusivamente española. Parece que, cuando se trata de probar su falta de juicio, la humanidad avanza unida como una piña. En Estados Unidos, el número de sucesos de este tipo rondó los 3.500 en 2012, igual que el año anterior. En el Reino Unido, las últimas estadísticas disponibles son las de 2011, con 2.300 incidentes recogidos, aunque las propias autoridades de aviación civil puntualizan que «el número real de ataques puede ser significativamente superior». En Australia se contabilizaron 733; en Sudáfrica, 170; en Canadá, 229. Eurocontrol, la agencia europea de navegación aérea, organizó en 2011 un seminario internacional dedicado a este asunto, en el que reclamó castigos severos para los responsables. Los expertos participantes en aquellas reuniones alertaron sobre la oferta cada vez mayor y más asequible de emisores de láser, con características que en realidad sitúan muchos de estos ingenios más allá de la humilde categoría de puntero: en solo un par de años, un láser de un vatio (uno de los artilugios más potentes que cualquiera puede comprar por internet, pese a estar supuestamente destinado a usos profesionales) ha pasado de costar 2.000 euros a poco más de 200.

«Con un láser de un vatio a 1.130 metros de distancia, una exposición de medio segundo deja afectada la vista durante 6,2 segundos», detalla desde la Universidad de Colonia el profesor Hans-Dieter Reidenbach, una autoridad en ceguera temporal ocasionada por láseres, que también asegura que «en el futuro próximo» se van a comercializar aparatos todavía más potentes. La irrupción del rayo láser en la cabina de vuelo, con las condiciones de luz adaptadas a la oscuridad exterior, es un violento fogonazo que afecta a todo el cubículo. En los pilotos se suman los efectos propios de la sorpresa distracción, ansiedad con el súbito deslumbramiento, que puede provocarles distintas alteraciones temporales de la visión. «Y eso sucede justo en medio de la maniobra más delicada», lamentan en el sindicato Sepla, ya que el 90% de estos ataques se produce durante la aproximación para tomar tierra. El efecto cegador del láser, bien conocido, se ha aprovechado en varios conflictos bélicos: la pionera fue la Royal Navy británica durante la Guerra de las Malvinas, al instalar en algunos de sus buques potentísimas fuentes de láser que impedían a los pilotos argentinos localizar sus blancos.

Desde la playa

De entre los casos ocurridos en España, han trascendido algunos, como el del malagueño imputado el pasado mes de octubre por una infracción contra la Ley de Navegación Aérea. Le sorprendieron cuando apuntaba con su puntero a un avión desde un paraje de Álora, después de que otros cuatro pilotos hubiesen dado parte de deslumbramientos. Aena ha emprendido la confección de un «mapa de riesgo» de los aeropuertos en los que ocurren con más frecuencia estos sucesos, y no descarta «la suspensión de las operaciones» en alguno de ellos cuando esté en curso una incidencia. El Ministerio del Interior, por su parte, ha anunciado su propósito de incorporar esta práctica a la nueva Ley Orgánica de Seguridad Ciudadana, a raíz de una propuesta de la delegada del Gobierno en la Comunidad Valenciana: en Manises se han producido varios casos e incluso ha habido también algún arresto. Al menos dos ayuntamientos españoles han adoptado medidas por su cuenta. El Prat de Llobregat y Gavà han establecido multas de hasta 3.000 euros, después de que proliferasen los ataques desde sus playas contra los aviones que se aproximaban al aeropuerto de Barcelona. En Estados Unidos, el FBI avisa de que el castigo máximo son veinte años de cárcel y 200.000 euros de multa.

El otro frente abierto contra los punteros láser es el del fútbol. Comparado con el riesgo de que un piloto aturdido pierda el control de su aparato, el hecho de que figuras como Cristiano Ronaldo se pasen la vida regateando al insidioso punto verde puede parecer un fenómeno trivial, pero eso no lo vuelve más justificable. El delantero del Real Madrid es el jugador más afectado por una 'gracia' que se ha vuelto cotidiana en los estadios: en el Reyno de Navarra, el Athletic se quejó de que un láser «apuntaba constantemente» a sus jugadores durante el partido contra Osasuna; en los dos últimos enfrentamientos de Madrid y Barça, el color verde ha tenido un insólito protagonismo. Y los porteros, los más estáticos sobre el césped, ya se han acostumbrado a que algún espectador se entretenga haciendo puntería sobre su cuerpo.

La Comisión Antiviolencia tomó cartas en el asunto hace dos años, a raíz de la detención de un hincha del Valencia durante un partido contra el Real Madrid en Mestalla: «Estamos muy pendientes de esta cuestión, nos preocupa mucho explica un portavoz del Consejo Superior de Deportes. No es solo un problema de primera división: en campos de regional, ha habido árbitros que han tenido que parar un encuentro porque estaban apuntándoles todo el rato con un láser». A lo largo de esta temporada, la Comisión ha establecido seis sanciones por el uso de estos dispositivos en los campos de fútbol. La multa asciende a tres mil euros, aunque en uno de los casos se elevó a cuatro mil porque el aficionado se enfrentó a los agentes. «Tenemos la voluntad de acabar con esto. El problema está en identificar efectivamente a estos individuos en un estadio con treinta mil o cuarenta mil personas». No siempre es fácil, pero hay un detalle que ayuda: si se sigue ese haz de luz que dibuja un punto verde en la frente de Cristiano Ronaldo, se dará con la mano que sostiene el puntero. Y probablemente pertenecerá a alguien que, aparte del aparatito, no tiene muchas luces.

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