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Los puestos, llenos de gente./ I. Pérez |Vídeo: Unai Izquierdo / P. Del Caño
Unas 130.000 personas se acercan al mercado de Santo Tomás pese a la lluvia
la gran fiesta del agro vasco

Unas 130.000 personas se acercan al mercado de Santo Tomás pese a la lluvia

Los vizcaínos, quizá sabedores de que los mayas anunciaban el fin del mundo, acudieron a la feria, como si, efectivamente, no fuese a haber un mañana

SOLANGE VÁZQUEZ

Sábado, 22 de diciembre 2012, 13:30

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Los incondicionales del mercado de Santo Tomás, quizá sabedores de que los mayas anunciaban para ayer el fin del mundo, acudieron a la tradicional fiesta desde primera hora, como si, efectivamente, no fuese a haber un mañana (osea hoy). O como si el recinto festivo resultase ser el único reducto mundial que se fuera a salvar de la supuesta hecatombe, porque el número de personas por metro cuadrado crecía por minutos en la zona, donde se inició la actividad en los 278 puestos sobre las 9.00 horas. De hecho, el Ayuntamiento -consciente del preludio de un interminable fin de semana que muchos ciudadanos extenderán hasta el martes con la Nochebuena y Navidad de por medio- baraja cifras de récord de asistencia, sobre unas 130.000 personas, una cifra similar a la del año pasado. Y ello pese a que el buen tiempo de la primera hora de la mañana se tornó justo a la hora de comer en chubascos moderados. Vamos, que el querido chirimiri, tan bilbaíno él, tampoco se quería perder la fiesta para desilusión de los baseritarras que volvían a tener que proteger sus productos de la intermitente llovizna como el año pasado.

Pese a la repentina inclemencia del tiempo, el mercado bullía de actividad. Guillermo González, desde su puesto de verduras traídas de Loiu, lidiaba junto a su compañero con las clientas más duras de pelar: las señoras mayores -con sus carritos, bolsas reutilizables y miradas inquisitivas, casi detectivescas-, "que se las saben todas y preguntan sin parar aquí y allí... saben lo que hay". Para ahorrarse reprimendas de estas 'inspectoras' implacables y para no ahuyentar al resto de consumidores, no se 'atrevieron'' a subir los precios. "No están las cosas para andar jugando", advirtió.

Aunque hay variaciones de un puesto a otro, ayer en Bilbao se vendieron alubias, sobre todo blancas, a 10 euros el kilo -las rojas sucumbieron casi en su totalidad por la sequía de meses anteriores y se han visto a más de 14-, miel con label de calidad a 9, mientras la sidra y el txakoli estaban a una media de entre 6 y 8 euros la botella respectivamente. Pero, un año más, lo más demandado por los vizcaínos fue el talo con chorizo, que se pagó, como en años anteriores, a 5 euros. "Más o menos todos los puestos los tenemos al mismo precio. En Santo Tomás es una norma que se suele seguir. Nosotros llevamos cobrando eso por lo menos diez años. Está viniendo un montón de gente desde primera hora. Hemos puesto el primer talo a las 9.30 y la verdad es que la crisis no se está notando a la hora de comer. Por eso ya hemos venido preparados con 400 kilos de chorizo partido, 150 de morcilla, 40 pancetas, 40 lomos...", enumeró Eduardo, de la txosna Abasolo de Balmaseda, donde trabajaron a todo gas 15 personas, enharinadas y frenéticas, para atender a la hambrienta clientela.

Eso sí, los había que no tenían apetito. Pocos, pero los había. Por ejemplo, el alcalde, Iñaki Azkuna, quien comentó en la Plaza Nueva que este año no comerá nada, pero que "comprará Idiazabal". "Pollos no, porque hay que desplumarlos y bastante desplumados estamos ya", indicó con su habitual sentido del humor. A media mañana, el regidor se congratuló de la cantidad de gente que había: "Gracias a Dios hace buen tiempo y no hay huelga del metro como la del año pasado, lo cual hay que agradecer a Santo Tomás precisamente". Sin embargo, hizo el inciso de que los asistentes acudieron, "seguramente, con menos dinero. Estamos todos como estamos". Sin embargo, se mostró contento porque ayer Santo Tomas y anteayer la inauguración oficial del mercado de la Ribera dieron vida a una zona necesitada de impulso. En cuanto a los deseos para 2013, el regidor se mostró más comedido que los presupuestos municipales: "Que sea un poco mejor que 2012".

Talo para desayunar

Los productores también compartieron las buenas sensaciones del alcalde... y la mesura. Julen Cameo, que vende sidra, txakoli y licores elaborados en Morga, confió en que nadie le dice que no a un traguito en Santo Tomás. "Un día es un día...", indicó el joven. El mismo lema que esgrimieron Ángel Rodríguez y Puri Núñez, un matrimonio de Basauri que pese a los achaques de la edad -"yo tengo colesterol", admitía él culpable mientras ella se quejaba de su tensión- no iban a renunciar a su talo con chorizo. "Por un poco...", decía la pareja, que compró chocolate para los nietos, lanzándose miradas de culpabilidad. "Pues yo voy a por pastel vasco, mermelada...", se relamía su amiga Nati Rodero, que lleva "25 años viniendo a Santo Tomás". Félix Domínguez y Emilio Palacio tampoco perdonaron la cita. Estos jóvenes de Trucíos tuvieron el estómago de 'desayunarse' unos talos regados con sidra antes de las diez de la mañana. "Tengo que venir pronto que luego hay comprar carne o algo para que la parienta no se enfade y recoger a los críos", confesaba Félix. Así que aprovechando el tiempo a tope.

Para que todo el mundo disfrutara sin disgustos, las áreas de Seguridad Ciudadana y y Circulación y Transportes coordinaron un espectacular despliegue para extremar las medidas de vigilancia y evitar que la ciudad se suma en un caos de tráfico. La jornada debe ser de grato recuerdo para los baserritarras por las buenas ventas y para los miles de ciudadanos que se acercaron a El Arenal, que permaneció cerrado al tráfico desde las siete de la mañana hasta las diez de la noche, para que los asistentes no se llevaran sobresaltos ni se les atragantara el talo con chorizo y txakoli. Además, para que pudieran pagarlo y no se llevaran una desagradable sorpresa al echar mano a las carteras, se habilitó un dispositivo con 70 agentes para disuadir a los ladrones, que también esperan esta fecha tan señalada para desplumar algo más que capones.

Luisa Méndez, que iba con sus amigas en busca de "alubia barata", se aferraba con fuerza al bolso porque "aquí hay mucho sinvergüenza. Hay que tener cuidado", aseguraba mientras una de sus colegas decía 'por lo bajini' que "el verdadero atraco era pagar lo que se estaba pagando por los puerros... ¡4 euros y están de pena!". El Consistorio echó la casa por la ventana con el despliegue policial, los baños y los servicios de limpieza, pero, a cambio, le pidió a la ciudadanía que actúe con civismo y que hiciera uso de los 300 contenedores habilitados para depositar vidrio y basura, que no se trata de que la zona pareciera al final del día un escenario apocalíptico que diera razón a los mayas.

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