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JUAN PABLO MARTÍN
Viernes, 11 de mayo 2012, 14:41
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Les dio igual que Marcelo Bielsa decidiera suspender a última hora el entrenamiento que tenía previsto del primer equipo. Ellos estaban allí para levantar el ánimo de los jugadores. Más de 2.000 aficionados arroparon al Athletic en su regreso a Lezama desde Bucarest. «Hay que estar a las duras y a las maduras. Con ellos a muerte», sentenciaron Igone y Ascen, que formaban parte de un grupo de doce de personas procedentes de Santurtzi y Etxebarri.
Habían llegado a las instalaciones rojiblancas con tiempo. Menos mal, porque para las 18.45 horas las dos zonas de aparcamiento existentes estaban llenas. El dispositivo encargado de organizar la llegada trataba de situar a los presentes para que el autobús accediera sin dificultades al aparcamiento privado.
Lo hizo bajo los aplausos de una hinchada que quería dejar patente que hay que levantarse de este duro golpe. «¡Arriba chavales!» fueron los primeros gritos que escucharon los jugadores nada más bajar. Luego llegaron el himno y otros cánticos. Con rostro serio, la plantilla chocó sus manos con algunos de los presentes, mientras aplaudían al resto. Sacaron fuerzas de flaqueza para responder al recibimiento. Incluso algunos como Herrera, Ibai y Susaeta lanzaron una camiseta de la equipación a los congregados. Pocos minutos después, mientras la afición no paraba de animar, cogieron sus coches y se marcharon a sus casas entre un pasillo de aplausos. «Hay que apoyarles ahora, cuando se gana es fácil», apuntaron Josu y José Luis.
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