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¿Quién no ha tenido una camiseta con este logo?
¿Quién no ha tenido una camiseta suya?

¡Que vivan los Ramones!

El artista mexicano Arturo Vega diseñó el inmortal logotipo, que cumple 35 años

CARLOS BENITO

Jueves, 29 de marzo 2012, 14:36

Ya lo cantan Los Punsetes, el grupo favorito del lehendakari Patxi López: «Las formas y colores / de esas camisetas, / a las chicas los Ramones / se les pegan a las tetas». El logotipo de los Ramones ha acabado repartiendo su influencia entre el mundo de la moda y el de la música, porque ha alcanzado la paradójica inmortalidad de los grandes iconos del rock, que consiste en que muchas personas lo luzcan sin tener la más remota idea de cómo sonaba la banda que lo inspiró. En realidad, algunos ni siquiera saben que eso de Ramones, tan gracioso y tan llamativo cuando se ve en los expositores de H&M, era el nombre de uno de los grupos más grandes de todos los tiempos. Pero tampoco vamos a ponernos a gruñir y rabiar por eso: al fin y al cabo, ellos se lo pierden, ¿no?

El logotipo de los Ramones acaba de cumplir 35 años, ya que apareció por primera vez en la contraportada de Leave Home, el segundo álbum de los neoyorquinos. Resulta curioso que el cuarteto de los vaqueros hechos polvo y las cazadoras de cuero, emblema de la espontaneidad y la llaneza del punk, contase desde sus inicios con un director de arte que cavilaba sobre su dimensión estética, pero así fue: se trataba de Arturo Vega, un mexicano de Chihuahua que había emigrado a San Francisco a mediados de los 60, había sobrevivido fabricando cinturones de cuero y tejanos customizados para los hippies y se había mudado a Nueva York cuando declinó el verano del amor. Allí se estableció en un loft, donde solía dedicarse a pintar con la música a todo trapo, y un día asomó por la puerta la hermosa cabeza de Dee Dee: el bajista de un nuevo grupo bautizado como Ramones, que solía visitar a diario a otra inquilina del edificio, estaba intrigado por quién diablos sería el tipo que escuchaba la misma música que él.

Sello del departamento de EstadoDesde entonces, la existencia de Arturo Vega ha estado marcada por los Ramones. Asistió a 2.261 de las 2.263 actuaciones que dieron a lo largo de su historia y dice que tiene registros policiales que demuestran por qué no pudo llegar a las otras dos. Dee Dee y Joey, el vocalista con cuerpo de grulla, se mudaron a su loft, y el artista mexicano se dedicó a diseñar la imagen gráfica del grupo: telones para los conciertos, camisetas que les servían para pagarse los viajes «se vendían como pan caliente», recuerda y, por supuesto, el logotipo, esa rara aplicación de la estética oficial al mundo del rock and roll, tan alejada del colorismo pop de la lengua de los Stones como del macarrismo exagerado del cráneo con colmillos de Motörhead, que por cierto también apareció en 1977. Arturo solía integrar imágenes de águilas en su arte, por influencia de la bandera mexicana, y experimentó una iluminación durante una visita a Washington: se iba a basar en un escudo de la administración para dar forma al logo de los Ramones. «Los veía como la definitiva banda americana. A mi juicio, reflejaban el carácter americano en general, una agresión inocente, casi infantil».

Al final, usó el sello del Departamento de Estado, con unas cuantas adaptaciones: el águila sostiene en la garra izquierda un bate de béisbol y en la derecha, una rama de manzano con frutos dorados, aunque en el diseño original todavía no aparece la inscripción «hey ho lets go», el grito de guerra del grupo. Alrededor figuran los nombres de los cuatro componentes, en un círculo de honor que hoy, con Joey, Johnny y Dee Dee ya fallecidos, sirve de respetuoso tributo a los ídolos muertos. Arturo, en el extremo opuesto de todas esas personas que se compran camisetas sin saber lo que significan, se ha tatuado en la espalda una enorme reproducción del logotipo, como recuerdo indeleble de su vínculo con los Ramones. Porque, dieciséis años después de su disolución, el grupo sigue ocupando su vida hasta extremos inesperados: el bloque en el que reside, donde está aquel loft que sirvió de cuartel general ramoniano, fue rebautizado en 2003 por el Ayuntamiento de Nueva York como Joey Ramone Place.

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