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Whitney Houston y Denzel Washington en 'La mujer del predicador'./ Archivo
Colgada en el plató
perfil cinematográfico de whitney houston

Colgada en el plató

La carrera cinematográfica de Whitney Houston no alcanzó nunca la respetabilidad que ella deseaba pese a que siempre fue una actriz muy bien pagada

OSKAR L. BELATEGUI

Domingo, 12 de febrero 2012, 22:25

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El guardaespaldas (1992) es para muchos un guilty pleasure, un placer culpable: sabemos que es un mero vehículo de lucimiento para su protagonista, un musical kitsch, y aún así nos arrebata. De Elvis Presley a Justin Timberlake, Hollywood ha aprovechado el tirón de las estrellas discográficas para llenar las salas. A principios de los 90, Whitney Houston estaba en el cénit de su belleza y su voz había roto todos los récords de ventas con sus dos primeros álbumes. Kevin Costner todavía lucía pelo. Y a algún ejecutivo se le ocurrió la brillante idea de encargar a Lawrence Kasdan que pusiera al día un guion escrito en los 70 para Diana Ross y Steve McQueen.

El guardaespaldas mostraba un romance interracial, algo todavía poco habitual en el cine americano. Y otro apunte bizarro para un filme tan comercial: el ex agente secreto encarnado por Costner vive torturado al no haber podido evitar el atentado de John Hinckley contra Ronald Reagan. Houston hizo el negocio de su vida al elegir como canción central del filme I Will Always Love You, un tema de la cantante country Dolly Parton que ella adaptó al pop con su portentosa garganta. Con permiso de Fiebre del sábado noche, la banda sonora de El guardaespaldas sigue siendo la más vendida de todos los tiempos con más de 37 millones de discos.

Houston no encontró sin embargo la respetabilidad como actriz. El director Mick Jackson sufrió sus modos de diva se ausentó dos semanas del set tras sufrir un aborto y Costner juró no volver a trabajar con ella. Fue nominada a los Razzie como peor actriz y peor debutante. American Psycho, la película basada en la novela de Bret Easton Ellis, satirizaba su rythm&blues y soul de la era MTV para consumo de yuppies sin cultura musical.

En 1995, la cantante protagonizó Esperando un respiro, una adaptación del best-seller de Terry McMillan sobre los problemas sentimentales de cuatro mujeres negras. Un año después, La mujer del predicador la unía a Denzel Washington en una comedia dramática por la que cobró la friolera de 10 millones de dólares. Su banda sonora es el disco de gospel más vendido de la historia. En cuanto a la actuación de la estrella, basten sus declaraciones en el show de Oprah Winfrey, asegurando que no hubo un solo día de rodaje en que no estuviera bajo los efectos de la cocaína y la marihuana.

En un guiño macabro, Withney Houston tenía pendiente de estrenar este verano Sparkle, un remake de un musical de 1976 sobre tres hermanas cantantes cuya carrera se da al traste por la droga y los hombres.

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