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Concierto en san sebastián

Un rockero en el Victoria Eugenia

Rosendo, uno de los músicos con menos pose y tontería del negocio, actúa mañana a las 20.00 horas en el mítico teatro donostiarra, que fue destino histórico de la alta burguesía y la aristocracia

CARLOS BENITO

Miércoles, 1 de febrero 2012, 20:39

La verdad es que choca toparse con Rosendo en la programación de un teatro como el Victoria Eugenia. Parece un encuentro en la tercera fase, la colisión repentina entre dos mundos que siempre se habían ignorado: por un lado, el representante más genuino del rockerío español, el músico honesto y constante hasta la tozudez, uno de los tipos con menos pose y menos tontería que ha visto este negocio repleto de fantoches; por otro, el venerable edificio que cumple este año su centenario, un legado de los tiempos en que San Sebastián era el destino de la alta burguesía y la aristocracia amante de las aguas y del arte, incluidas las primeras manifestaciones de aquel milagro llamado cine. Pero ahí nos estamos dejando llevar por el prejuicio: hace más de tres décadas, cuando Rosendo hacía historia con su grupo Leño, a aquellos ruidosos melenudos les tocaba actuar bastante a menudo en teatros, porque buena parte del país aún no contaba con salas decentes para el rock and roll. En realidad, estamos ante un círculo que se cierra.

«Soy un fulano que hace canciones con una guitarra eléctrica, que dice lo que siente y lo que piensa y que, además, está intentando ganarse la vida con eso», se definía hace poco el propio Rosendo Mercado, con ese tono de currela del rock que siempre le ha caracterizado. Y es cierto que sigue produciendo álbumes fieles a su concepción de la música, como el último, el premiado A veces cuesta llegar al estribillo, pero esa descripción peca de humilde y deja a un lado su condición de clásico de nuestra escena, constatada por la lujosa caja editada en diciembre que recoge sus catorce discos de estudio y un directo. Esas obras completas, de las que repesca en esta gira varios temas poco conocidos, justifican de sobra tocar en el Victoria Eugenia y en cualquier otro sitio de postín, aunque Rosendo, a punto de cumplir los 58, albergue sus reservas hacia los escenarios más formales: «Está bien que el rock entre en el circuito de los sitios, digamos, serios -declaraba recientemente-. Para alguien como yo, a estas alturas, es hasta más lógico que andar trotando por los festivales, pero los teatros tienen sus inconvenientes, porque la peña tiene que estar apalancada, no dejan fumar ni beber y para el rock and roll todo eso es un poco crudo». Al menos, ya no se exige vestir de etiqueta.

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