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L. A. GÁMEZ
Jueves, 7 de julio 2011, 13:12
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La Gran Mancha Blanca de Saturno es una tormenta que se da cada 30 años, lo que dura un año en el gigante gaseoso. Puede alcanzar los 10.000 kilómetros de diámetro, casi el tamaño de la Tierra, y estar activa durante más de seis meses, pero es una incógnita para los científicos que la hace estallar. Creen que tiene que ver con la variación estacional de insolación, pero Saturno diez veces más lejos del Sol que la Tierra y llega muy poca luz de la estrella. Hoy, un grupo de científicos, liderado por el astrofísico bilbaíno Agustín Sánchez Lavega, presenta en 'Nature' una posible explicación al mecanismo que dispara esa perturbación, un trabajo que le ha llevado por cuarta vez a la portada de la prestigiosa revista.
La última gran tormenta de Saturno estalló a comienzos de diciembre pasado, nueve años antes de lo esperado. "Los primeros que la vieron fueron los astrónomos aficionados de una red internacional que coordinamos aquí", recuerda Sánchez Lavega. Entonces, el Grupo de Ciencias Planetarias de la Universidad del País Vasco (UPV) que dirige se puso a trabajar contrarreloj para, a partir de datos de observatorios terrestres y de la nave espacial 'Cassini', crear un modelo informático del fenómeno en busca de una explicación a su origen. Dos meses después de surgir en la atmósfera del gigante gaseoso, debido al empuje del viento, las nubes de la tormenta rodeaban el planeta a 38º de latitud Norte.
"Nuestros modelos que mejor han simulado la tormenta y la subsiguiente perturbación de escala planetaria, requieren que los vientos se extiendan en profundidad hasta las nubes de agua, es decir allídonde no llega la iluminación solar. Si es así, este estudio confirmaría lo ya apuntado en anteriores trabajos nuestros sobre Júpiter y Saturno, y que señalan que los vientos tendrían su origen en la fuente interna de calor", explica Sánchez Lavega. Las tormentas de Saturno, asegura el científico, son en cierto modo un banco de pruebas de los mecanismos físicos que subyacen en la generación de fenómenos tan cercanos a nosotros como las llamadas gotas frías
Sánchez Lavega tuvo su primera portada de 'Nature' en 1991 por otro estudio de la Gran Mancha Blanca, y otras dos en 2003 y 2008 también por trabajos sobre las atmósferas de Saturno y Júpiter. Ningún otro equipo español de investigación tiene más de dos portadas de esa revista -una de las dos más importantes de mundo- mientras que sólo en el Grupo de Ciencias Planetarias de la UPV hay varios miembros con dos y tres.
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