Viajes clandestinos a Francia entre extremas medidas de seguridad

El auto del juez de la Audiencia Nacional Baltasar Garzón, hecho público el pasado viernes, recogía con exactitud algunos de los movimientos de Arnaldo Otegi en suelo francés, a pesar de las «grandes medidas de seguridad» que adoptaba para evitar ser detectado. El objetivo de sus viajes, según se desprende del texto, era reunirse con «miembros de ETA», presumiblemente para acordar la estrategia que debía desarrollar la izquierda abertzale ilegalizada.

Consciente del riesgo que corría, por tener la entrada prohibida a Francia desde 1984, el que fuera líder de Batasuna cruzó la muga en más de una ocasión. La Policía controló el primer desplazamiento el pasado 30 de abril, cuando Otegi, acompañado del ex líder de LAB Rafa Díez Usabiaga y Santiago Orue Maurolagoitia, viajaron hasta una localidad de Iparralde para entrevistarse con Jokin Etxeberria Lagisquet, un integrante de ETA detenido en 1999 y que cumplió cinco años de prisión en el país galo.

Etxeberria estaba considerado como uno de los lugartenientes del que fuera jefe de la banda armada Mikel 'Antza' y, en su momento, se le atribuían tareas de dirección en el aparato político.

El siguiente viaje documentado de Otegi a Francia tuvo lugar el 21 de julio, en esta ocasión solo con Orue. Ante las extremas medidas de seguridad que adoptaban, los cuerpos policiales perdieron el rastro del dirigente de Batasuna. No obstante, horas después recuperaron su pista y le descubrieron en un encuentro con Arkaitz Rodríguez, Sonia Jacinto y Mikel Ansa. Los dos primeros fueron detenidos en la operación del pasado martes. Esta incursión al otro lado de la muga tuvo lugar dos días antes de que Bateragune -«comisión de coordinación de la izquierda abertzale» para actuar como enlace con ETA- celebrase un nuevo encuentro en la sede de LAB.