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Ejemplar de sapo corredor fotografiado en Azkorri. /ARANZADI
El sapo corredor se multiplica en Azkorri tras hallarse en extinción
MARGEN DERECHA

El sapo corredor se multiplica en Azkorri tras hallarse en extinción

El anfibio coloniza ya otras zonas de la costa con el fin de procrear

TXEMA IZAGIRRE

Jueves, 9 de julio 2009, 04:23

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Tras pender de un hilo, la población de sapos corredores de la playa de Azkorri se ha multiplicado y está en franca recuperación. Para recordar la situación más negra que azotó a la supervivencia de esta especie hay que remontarse a pocos años atrás. En el inventario de la fauna de Getxo ya se recogió en 2001 la existencia de este anfibio de tamaño mediano, que destaca por tener una línea dorsal blanca o amarillenta en la piel y unas patas traseras muy desarrolladas, gracias a las cuales se ganó el nombre de 'corredor'.

Entonces, descubrieron la existencia de dos poblaciones en la playa de Azkorri y en la cercana cala de 'Tunelboka', de donde ha desaparecido. En Euskadi su presencia se circunscribe sólo a otro punto más: la guipuzcoana bahía de Txingudi. Al año siguiente, el 2002, llegó un duro golpe por el hundimiento del petrolero 'Prestige' frente a las costas gallegas. Al sapo corredor no le afectaron las manchas de petróleo, sino los caminos habilitados para que la maquinaria pesada se abriese paso para limpiar Azkorri.

Plan de recuperación

Al realizar un seguimiento a esta especie en 2006, los expertos constataron la peligrosa situación por la que atravesaba. «Se notó un declive muy grande. Sólo se encontraron ejemplares muy adultos. No había jóvenes», recuerda Xabier Buenetxea. Este ingeniero forestal es el técnico medioambiental encargado del plan de recuperación del sapo corredor.

Buenetxea se puso manos a la obra. De entre el cúmulo de hipótesis posibles para conocer la razones de semejante regresión, se fijaron sobre todo en una. Las charcas naturales donde los sapos ponen los huevos estaban plagadas de vegetación y tenían mucho barro, lo que dificultaba las puestas. «Se desbrozaron las zonas húmedas, que descolmatamos de forma manual, además de ganar profundidad retirando el lodo que había», recuerda Buenetxea. Corría todavía el año 2006, cuando como apoyo a estas acciones se habilitaron otras dos balsas artificiales como zonas adicionales de puestas.

Los expertos tacharon otra importante hipótesis para el futuro de la colonia de sapos. Los depredadores naturales de estos animales no tenían la culpa de su desaparición. Las bajas se debían más bien a la acción humana, pues coches, motos y quads accedían entonces hasta la playa. Así que la otra decisión consistió en restringir el paso de estos vehículos.

Con todas las iniciativas en marcha se produjo un boom de natalidad entre los sapos. «En 2007 contabilizamos 17 puestas, cada una de las cuales tiene entre 2.000 y 6.000 huevos; en 2008 fueron 20, y en 2009 un numero parecido. El año pasado también vallamos el perímetro de las charcas para avisar de que en la zona había balsas de agua, aunque este año hemos decidido poner postes con carteles, porque es mejor informar a la gente para que colabore; es mejor darle una orientación, un sentido didáctico y participativo», afirma Buenetxea.

La colonia existente no la han contabilizado porque habría que tatuar a los sapos y prefieren seguir métodos más naturales, que no suponen agresión alguna a los animales.

Además, multiplicar el número de huevos por las puestas que se producen anualmente es una operación matemática de proporciones inútiles para saber la progresión real de la población, puesto que hay depredadores naturales que dan buena cuenta de una gran cantidad de huevos.

La colonia progresa

A adultos llega una pequeña proporción. Lo que sí es evidente es que la colonia progresa mucho. Tanto, que ya ha comenzado la dispersión. Los ejemplares jóvenes ya se aventuran acantilado arriba de Azkorri para buscar nuevos lugares en los que asentarse y procrear. Van hacia la playa de Barinatxe, conocida popularmente como La Salvaje, y hacia el campo de Golf de La Galea. La mala noticia es que desaparecieron los ejemplares de 'Tunelboka' en esos años negros.

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