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Un niño emula a los trompeteros forales desde una plaza que se cubrió de paraguas para escuchar la Retreta. / IGOR AIZPURU
El blues de la Retreta
ÁLAVA

El blues de la Retreta

La 'Bomberos band' templó el multitudinario toque de trompetas que despierta la fiesta del patrón

I. O. DE OLANO

Martes, 28 de abril 2009, 15:35

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Con permiso de Wynton Marsalis, Vitoria es una ciudad trompetera. Ya sea con sordina o a pleno pulmón, con virtuosismo o sin él, con aroma a Nueva Orleans o a mero 'tuntún', el instrumento de viento enciende a la capital alavesa. Ayer lo volvió a demostrar, pese al diluvio que cayó.

Julián Martínez de Luyando nunca ha puesto el pie en el Festival de Jazz. Incluso ignora la identidad del músico que se apoya desde hace años en un banco de La Florida. Pero el sonido de los atabaleros y los trompeteros, ya sean municipales o forales, le estremece. «Son las fiestas con más sabor a lo nuestro. Me traen recuerdos de cuando era crío, de las caracoladas, de la romería con mis padres... Son familiares y auténticas. La Blanca es demasiado», se decantaba ayer desde la arcada de una Plaza de España a reventar de paraguas.

A su lado, un grupo de quinceañeros se empachaba de chucherías de espaldas a un balcón consistorial que empezaba a ligar la salsa musical de los festejos del patrón. A buen seguro, ignoraban que su persistente son es una especie de abracadabra marcial que sonaba en la Vitoria medieval para avisar a sus habitantes del cierre de la muralla que protegía la ciudad. Algo así como el 'vamos a la cama' de la tele de los setenta.

A fuerza de sonar cada 27 de abril desde ya un centenar largo de años, los alaveses han metabolizado que, lejos de abocarles a sus casas, la melodía les llama a soltarse el pelo para sumergirse de cabeza en la fiesta de San Prudencio. Pese a que jarree.

Para que no haya dudas, el toque es repetitivo y sonoro. Tanto es así que el 'tran, tran, trantran' -título popular con el que se conoce la pieza compuesta al alimón por Luis Arámburu y Venancio del Val- sonó hasta cinco veces y en dos escenarios distintos. Primero, en una concurrida plaza de España. Después, frente a un palacio foral también atestado de público. Entremedias, la 'Bomberos blues band' se las arregló para trasladar hasta el mismo centro de Vitoria los ecos musicales de Luisiana y sin electrocutarse.

Guiños mitológicos

Al mal tiempo, buena cara pusieron también -qué remedio- los dantzaris de Indarra y sus sugerentes guiños a la mitología vasca. Las lamias, como los bomberos, salvaron del tedio un acto que, escaleras arriba, en el Palacio de la Provincia a pan y agua. Ni eso.

Nada que ver con los homenajes culinarios que se dieron, ya entrada la noche, las sociedades gastronómicas. A su atronadora digestión le sigue hoy una romería en chubasquero y de pie. i.o.olano@diario-elcorreo.com

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