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Entre la 'Salsa Rosa' de Aitor Esteban y la 'extravagancia' del PP
POLÍTICA

Entre la 'Salsa Rosa' de Aitor Esteban y la 'extravagancia' del PP

El PNV defendió hace un año la eliminación de los actos para jurar los cargos políticos

P. ONTOSO

Domingo, 26 de abril 2009, 04:26

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Hace ahora poco más de un año, el 27 de mayo de 2008, el Congreso de los Diputados fue el escenario en el que las distintas fuerzas políticas se retrataron sobre las ceremonias de acatamiento y promesa de cargos y funciones públicas. Gaspar Llamazares, en nombre de Izquierda Unida, Ezquerra Republicana e Iniciativa Per Catalunya Verdes, proponía que la toma de posesión de los miembros del Gobierno se realizase sin la presencia de símbolos religiosos. El diputado invocaba la Constitución y se refería al protocolo actual como un «anacronismo».

La primera enmienda a esta proposición no de ley fue defendida por Aitor Esteban, del Grupo Parlamentario Vasco. El representante del PNV entendía el «malestar» de quienes rechazan el crucifijo, pero también el de aquellos a los que les incomoda la presencia del texto constitucional. Esteban, que tildaba estos asuntos «más de unos actos dignos de 'Salsa Rosa'» -en alusión al programa de televisión que cubría la actualidad del famoseo de segundo nivel- que de un acto jurídico, abogaba por eliminar, por «anacrónicas, repetitivas y faltas de sustancia», este tipo de ceremonias que no suponen ningún plus jurídico.

Eduardo Nasarre, en nombre del Grupo Parlamentario Popular, calificó de «extravagante», la enmienda del PNV por pretender que «España sea una anomalía ante los países democráticos», y preguntaba al representante nacionalista si pensaba suprimir la «solemne ceremonia de toma de posesión del lehendakari ante el árbol de Gernika». Por supuesto, al PP le parecía «impecable» el protocolo tal y como se hacía hasta ahora, «observado» tanto por Adolfo Suárez, Calvo Sotelo y José María Aznar, como por Felipe González y Rodríguez Zapatero.

La postura del PSOE

Ramón Jáuregui, que defendió la posición del Grupo Socialista, admitió que en la toma de posesión de los ministros, el crucifijo «está de más», pero a renglón seguido dejó claro que «no haremos una ley para prohibirlo». Jáuregui, un político con gran sensibilidad ante el hecho religioso, abogaba por avanzar acentuando los esfuerzos de la aconfesionalidad del Estado, pero sin producir tensiones o rupturas innecesarias.

«Hemos respetado la ética cristiana que han expuesto los obispos, pero hemos dicho alto y claro que son las Cortes las que determinan las leyes y la ética pública aplicable», señalaba. El político vasco, que ahora hace las maletas para batirse en el hemiciclo europeo, reivindicó el ejercicio de la laicidad y la ética constitucional, como lo va a hacer ahora Patxi López.

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