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ÍÑIGO MUÑOYERRO
Lunes, 19 de enero 2009, 03:27
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Javier Ruiz de Larrinaga tuvo la suerte de los campeones. La que acompañaba a Miguel Induráin y hasta ayer era fiel compañera de José Antonio Hermida. Cuando más dura tenía la carrera, con el catalán apretando la tuerca, vio cómo la cadena de su rival saltaba y regaba de eslabones el prado. Estaban a casi mil metros del control de material y aún quedaban tres vueltas para el final. El campeón de España en funciones intentó mover los pedales. Constató que era imposible y que se despidió de sus posibilidades. Y el alavés, animado por el público, entre el que destacaban por bulla y colorido los 80 miembros de la peña de Amézaga que le había acompañado, no desaprovechó la ocasión.
No había margen para pensar. Miró atrás y constató que descolgados, a 40 segundos, venían el agresivo Tino Zaballa y el regular Isaac Suárez, tercero y segundo al final, y algo más alejado, en quinta posición, Egoitz Murgoitio, que también había sufrido una caída que le había alejado del grupo de cabeza. Reactivó su motor diesel y se lanzó a por la victoria que ponía la guinda de oro a una temporada difícil de repetir. Entró en la meta de Parquesol de Valladolid exultante, con la seguridad de ser el ciclocrossista más completo del pelotón español.
Era su duodécima victoria de la temporada, la que le permitía sumar el campeonato de España a los de Álava, Euskadi y a la Copa de España
Francisco Pla, el seleccionador, fue testigo del percance de Hermida y del carrerón de Larrinaga. «Hay que estar muy fuerte para poder aprovechar un problema técnico de Hermida. Larrinaga ha demostrado que es un ciclista fiable, que no sufre altibajos y que siempre está arriba».
Juan Carlos Castaño y José Luis Algarra, presidente y secretario de la Federación española, fueron testigos de una carrera de gran nivel, que se disputó sobre un circuito rápido, con poco barro. El primero en avisar fue Zaballa. Rompedor, con el ímpetu de inicios de temporada, pegó un arreón que le puso en cabeza de un grupo muy estirado en el que estaban Larrinaga, Murgoitio, Seco, Vázquez, Hermida, Suárez, Yus, Hernández y Mantecón.
En la segunda vuelta, la de colocación, Zaballa derribó a Murgoitio y le privó de arrimarse la podio. «Se ha querido meter por donde no debía. Me ha dado un codazo y me tirado a un lado. Esa acción me ha costado seis segundos. En circuito embarrado no pasa nada, pero ayer eran insalvables».
Insiste Zaballa
El mismo Tino fue el encargado de aguantar el primer aviso de Hermida. El catalán se fue. El de Udías controló e hizo de puente para que Larrinaga y Suárez empalmaran. Otra vuelta, la tercera, y nueva arrancada de Hermida. Larrinaga resistió el ataque y se quedó a su rueda. E incluso se permitió el lujo de ponerse a tirar durante unos metros. Y terminado el cuarto paso por meta, en la subida más exigente del trazado, la carrera dio un vuelco. Fue allí donde el catalán perdió de una tacada la cadena y el título.
Larrinaga, que no había tocado sus reservas, saltó como un resorte y apretó para evitar el retorno de Zaballa y Suárez. Hermida, que ya había cambiado de máquina, pedaleaba con rabia. Pocas veces ha tenido peor cara el ciclista de Puigcerdá. Enfadado, superó a Seco y Yus, que le habían rebasado anteriormente, y entró en la meta en un pésimo puesto, el quinto, que nunca hubiera soñado.
Suma y sigue para Larrinaga, que se asegura una plaza en el Mundial. El quinteto que suena para Holanda es el que forma con Suárez, Zaballa, Hermida y Murgoitio.
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