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CÉSAR CALVAR
Sábado, 22 de noviembre 2008, 03:20
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Los expertos son cada vez más pesimistas, sitúan en un horizonte más lejano la recuperación de la economía española y hacen más profundo su retroceso. La Fundación de las Cajas de Ahorro (Funcas) ha vuelto a corregir a la baja sus previsiones, y en su último informe pronostica que la crisis se extenderá a 2010 y que la recesión que se vivirá en 2009 será histórica: un retroceso de la economía del 1,5%, la más seria de cuantas ha vivido España en los últimos 50 años.
El estudio de las cajas ya desvela que el impacto de la crisis financiera sobre la economía real está siendo más grave de lo esperado, y augura un déficit de las cuentas públicas del 1,8% en 2008, que se ampliará al 4,3% en 2009 y hasta el 5,6% en 2010. En España el ajuste que padece el sector de la construcción adquiere «cada vez mayor dramatismo» y obliga también a revisar a la baja las previsiones. Funcas asegura que hasta finales de 2009 las tasas intertrimestrales de crecimiento serán negativas, y las de desempleo se situarán en el 11,2% este año; el 15,9% y el 18%, respectivamente en 2009 y 2010.
El problema del crédito
Los expertos avisan de que cuando la fase más dura de la crisis financiera se haya superado, el crédito no volverá a fluir con normalidad hasta que las entidades financieras se recapitalicen y recuperen sus cuentas de resultados. Como consecuencia, las expectativas para la economía se han deteriorado a pesar del momentáneo «alivio» que supuso el cambio de tendencia en la evolución del precio del petróleo y de los tipos de interés.
El informe constata, no obstante, que el resultado del tercer trimestre ha llevado a elevar en una décima, hasta el 1,2%, la tasa de crecimiento anual prevista para cerrar 2008. Las medidas adoptadas por los gobiernos a ambos lados del Atlántico comienzan a restituir la confianza de los inversores, pero con lentitud, por lo que la situación «está lejos de la normalidad».
Por su parte, el comisario de Economía de la UE, Joaquín Almunia, hizo un llamamiento a los gobiernos europeos para que mantengan el control del déficit y se ajusten al techo del 3% que marca el Pacto de Estabilidad. Almunia recordó a los gobernantes de la UE que ese acuerdo «sigue y va a seguir vigente», aunque admitió que existe algún margen «para la flexibilidad».
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