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enfrentamiento

Versiones contradictorias en el caso del edil de Iurreta

Fernando Borja Ulibarri asegura que todo es un "montaje" y que los guardaespaldas le pegaron, mientras Casesa, la empresa a la que pertenecen, subraya que existen antecedentes de mal comportamiento del concejal

EFE |

Lunes, 13 de octubre 2008, 21:42

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El incidente protagonizado ayer por un edil de Iurreta al intentar besar presuntamente a su escolta en estado ebrio se complica. Fernando Borja Ulibarri ha explicado esta tarde que todo ha sido una "montaje" de sus propios guardaespaldas que, además, le agredieron antes de llamar a la policía. Sin embargo, la empresa para la que trabajan los escoltas Castellana de Seguridad, Casesa, asegura que había antecedentes de conducta inapropiada por parte del político.

Según la versión del concejal, los guardaespaldas le acompañaron a su domicilio tras una serie de salidas durante el día, una de ellas, para festejar El Pilar en el cuartel de la Guardia Civil de Durango. Una vez en el interior, el varón le comunicó por sorpresa que había telefoneado a la Ertzaintza para hacerle partícipe de que se encontraba en estado de embriaguez y de que portaba un arma. "Cuando intenté irme, me agarró y me dijo: 'Usted de aquí no se mueve'. Entonces me pegó cuatro puñetazos. Yo salí corriendo para llamar a la Ertzaintza, pero él ya había llamado primero. Vinieron y me detuvieron. Me han cogido de tonto", ha dicho.

Además, los gritos de auxilio de Ulibarri alertaron a su hija, que al salir y ver sangre en el portal, pensó que habían tiroteado a su padre. El corporativo, de 57 años, cree que los escoltas estaban "molestos" porque no habían comido al mediodía y porque él había pedido que sus anteriores protectores fueran relevados del cargo por "dejación de sus funciones". Sobre su posible borrachera, añade que no había bebido casi, sólo "dos vasos de vino y un pacharán", y que si lleva pistola es porque se sintió desprotegido con sus anteriores escoltas y decidió comprar una que es, además, de fogueo, según su versión. En sus palabras: "Si, por ejemplo, estoy con mi nieta y la tengo que llevar al hospital por cualquier cosa, no puedo esperar tres horas a que vengan los escoltas para salir de casa"

Sin embargo, la empresa para la que trabajan los actuales guardaespaldas, asegura que ya había antecedentes de mal comportamiento del concejal. Según Casesa, los anteriores habían sido sustituidos de sus funciones "a petición propia" y no de Ulibarri, algo que ha confirmado Federación de Trabajadores de Seguridad Privada de LSB-USO, matizando que sucedió en julioa. Así las cosas, el comité de empresa ha expresado su "apoyo incondicional y respeto" a la guardaespaldas denunciante, y ha censurado la "indefensión que en innumerables casos sufren los escoltas" y ha citado como ejemplo de esto último la falta de respeto, el caso omiso a las normas de seguridad o las actitudes prepotentes.

Parte médico

Pasara lo que pasara, lo cierto es que Ulibarri sí tuvo que recibir asistencia médica por heridas. El hombre fue llevado primero al ambulatorio de Durango y, luego, al hospital de Galdakao cuyo parte médico recoge qeu el concejal presentaba diferentes traumatismos en la cara, con un hematoma en el maxilar izquierdo y peribucal, además de heridas en ambos labios. El informe señala también que se cayó y se golpeó la espalda contra la pared.

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