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Azkuna, Inclán y Bilbao presidieron el acto.
Bilbao se deslumbra con la nueva sede de Sanidad, que abrirá al público a final de año
hoy, jornada de puertas abiertas

Bilbao se deslumbra con la nueva sede de Sanidad, que abrirá al público a final de año

El singular edificio de vidrio y acero, que ha costado 14 millones, podrá ser visitado hoy por los vecinos en una jornada de puertas abiertas

JOSU GARCÍA

Jueves, 2 de octubre 2008, 10:23

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Bilbao incorporó ayer otro edificio singular a su patrimonio arquitectónico. La nueva sede del Departamento vasco de Sanidad en la capital vizcaína fue inaugurada en un acto multitudinario celebrado en el vestíbulo del flamante bloque de vidrio y acero diseñado por Juan Coll-Barreu. La mayoría de los asistentes quedó deslumbrada por el diseño poliédrico de su fachada y su diáfano interior. Los vecinos podrán visitar hoy el inmueble en una jornada de puertas abiertas. No obstante, la delegación administrativa no entrará en funcionamiento hasta finales de año. Hasta entonces, todos los servicios de cara al ciudadano se seguirán prestando en las tres oficinas que la consejería del Ejecutivo autonómico posee en la villa.

La presentación oficial del nuevo cuartel general de Sanidad, que ocupa 9.000 metros cuadrados, reunió a más de un centenar de invitados y a decenas de curiosos que se arremolinaron alrededor del edificio, pero que tuvieron que conformarse con contemplar su fachada, ya que no pudieron acceder al interior. Cerca de ellos protestaban una treintena de sindicalistas, que calificaron de «faraónica» la obra y criticaron «el despilfarro» que supone los casi 14 millones que ha costado el proyecto, levantado en el solar del antiguo dispensario Ledo, en la confluencia de las calles Alameda de Rekalde y Licenciado Poza.

Ajeno a los reproches, exultante y «satisfecho», el consejero Gabriel Inclán dirigió la comitiva que mostró al alcalde, Iñaki Azkuna, y al diputado general, José Luis Bilbao, los secretos de un inmueble que, además de dar trámite a solicitudes de tarjetas de Osakidetza, albergar las dependencias del programa de coordinación de transplantes o la supervisión de recetas o revisiones dentales infantiles, aspira a convertirse en un referente arquitectónico del nuevo Bilbao.

700 usuarios al día

Las autoridades pudieron contemplar las siete plantas y cuatro sótanos con los que cuenta la obra de Coll-Barreu. Dará cobijo a más de 200 empleados y recibirá la visita de 700 usuarios al día. Si el exterior sorprende por su fachada poliédrica y disforme, de puertas para adentro la construcción destaca por su luminosidad y su liviana estructura. Espacios abiertos de trabajo y sólo dos columnas de sustentación. La propuesta gustó a algunos operarios que mudarán sus puestos de trabajo a la nueva 'joya' de Sanidad a finales de año. «Tiene mucha luz y estaremos todos más juntos, así los ordenanzas no tendrán que estar todo el día de paseo. Se ahorrará tiempo», explicaba una funcionaria. Por el momento, no hay ordenadores ni papeles.

Tras contemplar las escaleras de color verde manzana y el moderno sistema de climatización que permite que el edificio 'respire' a través de la fachada y el aire interior esté en constante renovación, los asistentes al evento bajaron hasta el moderno salón de actos que preside el primer sótano. Allí, Inclán se dirigió a los presentes y justificó la majestuosidad del inmueble levantado. «Queríamos un edificio que se convirtiera en un referente, en un emblema. Que fuera acorde con el nuevo Bilbao y que fuera perfectamente identificable por el ciudadano», explicó el consejero. «Y creo que lo hemos conseguido», concluyó.

A su juicio, el diseño de Coll-Barreu representa «el esfuerzo de la Administración por adaptarse a los tiempos y a las nuevas necesidades». El máximo responsable de Osakidetza quiso matizar que, pese a su «espectacularidad», el proyecto materializado es «austero, ya que ha sido la propuesta más económica de cuantas se presentaron».

Finalmente, Inclán se refirió a los elogios dedicados por la prensa inglesa al nuevo icono de Bilbao, al que han llegado a comparar con el Guggenheim. «No es nuestra intención competir con la pinacoteca, pero no deja de ser un halago», reconoció para, a continuación, felicitar efusivamente al arquitecto: «Hace tiempo ganaste un premio nacional, y con este edificio conseguirás muchos galardones más», auguró.

Azkuna, por su parte, quiso rebajar la euforia de su compañero de partido. «Es una gran sede de Sanidad. Muy funcional, al igual que original, pero a mí no me acaba de emocionar», confesó. «Y quien compara este inmueble con el Guggenheim es que tiene la sensibilidad donde termina la columna vertebral», resumió gráficamente.

En la calle, el nuevo inquilino fue bien recibido. «Me encanta; es rompedor», afirmaba una joven que trabaja en un comercio cercano. «Es magnífico, pero espero que el dinero se haya invertido con cabeza», reflexionaba otro de los curiosos que se acercó a contemplar el inmueble.

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