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Leyre Cantero, junto a su perra Dunna, charla con Ana María Recio y Yadira. / MITXEL ATRIO
«Estuvimos atrapados una hora»
52 afectados

«Estuvimos atrapados una hora»

Una avería en el Alvia Valladolid-Bilbao obligó a trasladar en autobús a los pasajeros. «Se fue la luz y no podíamos ni abrir las puertas»

MARÍA REGO

Miércoles, 6 de agosto 2008, 09:33

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La llegada a su destino no consiguió calmar los ánimos de los viajeros del tren de Valladolid-Bilbao que ayer se averió pocos metros después de salir de la estación Campo Grande de la provincia castellana a las 9.19 horas de la mañana. «De repente se ha quedado quieto, se ha ido la luz y no podíamos ni abrir las puertas», explicaba la vallisoletana Ana María Recio, que llegaba a la villa acompañada por su sobrina Yadira. Desde su asiento, Leyre Cantero, que viajaba con su perra Dunna, había oído hablar a los supervisores del convoy sobre «un vagón enganchado en la vía, aunque a nosotros nadie nos explicaba nada», comentó.

Más de una hora después de que quedaran varados en la vía, personal de Renfe informaba por megafonía de la existencia de una avería -la segunda en uno de estos Alvia en menos de diez días-, al tiempo que pedían a los pasajeros que abandonaran los vagones. «Nos han sacado por la puerta que daba a la zona de la vía con menos piedras», indicaba uno de los pasajeros.

«Como a ganado»

«Con un cabreo monumental» por el tiempo perdido con el convoy parado, señalaba uno de los 52 afectados, los viajeros recibían la segunda mala noticia del día: un autocar les esperaba para llevarles hasta Bilbao. «Yo había pagado por ir a gusto en una zona preferente y me han metido en un autobús pequeño donde todos íbamos muy justos», se quejaba Cantero tras soportar un trayecto de más de tres horas. «Si decidimos ir en tren es porque es un medio mucho más cómodo y más rápido», decía indignado uno de los compañeros de viaje de la joven.

Los usuarios afirmaban que les habían subido en el autocar «como a ganado» y que no habían diferenciado entre quienes se dirigían hacia Burgos y quienes tenían como destino la capital vizcaína. «Deberían habernos repartido en dos autobuses para ir más cómodos y ahorrarnos una parada», advertía Recio, bastante cansada por el inesperado recorrido. Lamentaba el tortuoso viaje que le había tocado sufrir a Yadira, su sobrina: «Era la primera vez que iba en tren y la pobre se ha lucido». Otros pasajeros hubieran preferido, sin embargo, que la parada en Burgos hubiera sido algo más larga. «Hemos estado diez minutos y no nos ha dado tiempo ni a tomarnos un vaso de agua», aseguraban.

En la estación de Abando tampoco les esperaba personal de Renfe «para hacerse cargo de nosotros», indicaba Cantero. «Está claro que nadie que quiera responsabilizarse de esto», insistía otro de los afectados con la maleta a cuestas de ventanilla en ventanilla. Los casi veinte viajeros del Alvia averiado que habían llegado a la villa se reunieron para realizar una reclamación conjunta «a la que nadie ha puesto ninguna pega», se alegraba Recio. En ella pidieron la devolución del importe de su billete de tren y una indemnización por daños y perjuicios, ya que «algunos veníamos hasta Bilbao a realizar unas gestiones y no hemos podido llegar a tiempo», indicaba otro de los usuarios mientras rellenaba los documentos.

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