«Pondría muchos más radares; pero cuanto más visibles, mejor»

El automovilismo ha sido su mundo y le ha acercado a millones de hogares. Ahora, el ex copiloto de rallies Luis Moya pone su experiencia al servicio de la seguridad vial en forma de charlas por todo España. Como la que imparte hoy a las seis de la tarde en el Palacio Europa, gracias a la Fundación Laboral San Prudencio. Ofrecerá consejos para evitar accidentes, que al año pasado aumentaron en Álava un 10%, aunque se redujo el número de muertos y heridos graves.

-Media vida como copiloto de rallies, manager de Subaru, ha hecho sus pinitos como nadador y monologuista. ¿A qué dedica ahora el tiempo libre Luis Moya?

-Principalmente al deporte. Estoy en la Federación Española de Automovilismo como asesor y luego doy charlas. No tengo necesidad imperiosa de trabajar y hago lo que me gusta.

-¿Volveremos a verle como pez en el agua?

-Seguro. Estoy organizando una travesía de Ferrol a La Coruña, que son 10 kilómetros, pero no para mí solo, sino para instaurarlo como actividad. Es importante que la gente se distraiga con el deporte antes que con otras cosas.

-'Para ser conductor de primera, acelera'. ¿Un poco desacertado?

-Está el tópico de que para correr están los circuitos, pero lo que hay que hacer es educar mucho más y explicar a la gente cómo lo tiene que hacer. Me cuesta entender por qué en los colegios no hay clase de seguridad vial. Sería fundamental, igual que hay poca educación física y cada día la rebajan más, cuando es imprescindible.

-¿Teme a los radares?

-En absoluto, pondría muchos más. Muchos dicen que están para recaudar dinero, y cuando están tan escondidos te hace pensar que es así. Si el objetivo es reducir la velocidad en un punto conflictivo, cuanto más visibles, mejor. Si se esconden es absurdo, igual que es tercermundista limitar la velocidad a 80 en una autopista, donde es más peligroso ir despacio que deprisa .

-¿Cómo lleva el carné por puntos?

-Todo lo que se haga para intentar reducir los accidentes se debe hacer, pero no a base de castigar, sino de educar. En España somos un ejemplo malísimo a nivel mundial.

Maleducados al volante

-¿Joven al volante, peligro constante?

-Hombre, sus estadísticas siempre son un poquito peores. Pero en absoluto. Hay jóvenes muy capaces y responsables, pero no quita para que alguna vez salgan y tengan un golpe. Los chavales se tienen que divertir, como lo hemos hecho todos, pero que usen el sentido común.

-Es oír su nombre y todos hablan de sus a 'ras' y 'arráncalo, Carlos, por Dios'. ¿Molesto u orgulloso?

-Es un homenaje. Me han imitado infinidad de veces y nunca me han ofendido. Me gusta reírme, hay que tener mucho más sentido del humor. Hay mucha crispación, la gente está enfadada, se cabrea. Es una forma de ser reconocido y estoy muy orgulloso.

-Un buen humor que ya demostró como monologuista.

-Lo de los monólogos es lo más jodido que hice en mi vida. Es mucho más fácil cruzar el Estrecho de Gibraltar que hacer eso en un escenario. Aprenderse un texto de memoria de 800 palabras y soltarlo sin equivocarte es complicado.

-Cuando conduce, ¿lleva bien que alguien vaya a su derecha?

-Sí, no me importa nada. Me gusta mucho conducir y no me molesta que me acompañen y comenten si les parece que no lo hago bien.

-Confiese. ¿Cambia de gato a tigre furioso al volante?

-No, qué va. La energía hay que concentrarla en cosas que controlamos. Con el tráfico, para qué te vas a enfadar si vas a tardar lo mismo en llegar. Lo único que haces es ponerte nervioso tú y a los demás. Hay que ser más permisivo, somos muy maleducados con el coche.

-En Vitoria se intenta que la gente aparque el coche en favor de la bicicleta, ¿se apunta?

-Sin lugar a dudas. Me parece una idea magnífica porque el ejercicio alarga la vida y evita que se usen tantos coches.

-Y con tantas obras hace falta un copiloto que oriente. ¿Se ofrece?

-Bueno, habrá que seguir las indicaciones. En las ciudades echo de menos más orientaciones. Y con las obras nos cabreamos, pero cuando vienen las ventajas, nadie se acuerda que era un coñazo.