Secciones
Servicios
Destacamos
Edición
PPLL
Martes, 15 de enero 2008, 03:34
Necesitas ser suscriptor para acceder a esta funcionalidad.
Compartir
Recuerdo muy bien al padre Peio. Sobre todo cuando se estiraba. Cuando retrocedía para coger aire apenas si lo conseguía distinguir, pero cuando se lanzaba sobre el borde del púlpito para sobrecogernos con sus palabras apocalípticas, podía reconocer perfectamente su rostro congestionado por la justa ...
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.