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SALIDA. Aranzubia recupera un balón en el área en presencia de Ustaritz y del delantero panameño del Hércules Blas Pérez. / FOTOS: IGNACIO PÉREZ Y FERNANDO GÓMEZ
El Athletic pasa sin alardes
ATHLETIC 2-0 HÉRCULES

El Athletic pasa sin alardes

Los rojiblancos alcanzan los octavos de la Copa tras apretar al Hércules en la segunda parte y doblegarle con dos goles a balón parado

J. ORTIZ DE LAZCANO

Jueves, 3 de enero 2008, 12:03

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Hacía falta un triunfo que devolviera al Athletic su dignidad como local. Y llegó ante el Hércules, en la que supone la segunda victoria de los rojiblancos en San Mamés en esta campaña. Hay que felicitarse porque este equipo había acostumbrado como local a sus seguidores a que las malas noticias se sucedieran una tras otra. Pese a lo que pueda indicar el marcador, el Athletic no estuvo sobrado ni mucho menos. En la primera parte hizo padecer a sus aficionados la incómoda sensación de que era el Hércules el que dominaba. En la segunda le echó por fin fervor a su juego. Tuvo además un punto de claridad y resolvió la contienda con un soberbio disparo de falta de David López. Con el Hércules entregado, llegó al final el penalti a Del Horno que significó el segundo tanto.

Por exigencias de Audiovisual Sport, el partido fue convocado a las diez de una fría noche invernal, una hora horrenda, lo que provocó que apenas se congregaran poco más de 15.000 personas en el campo. Una pena por este lado porque era una fecha ideal para jugar a la tarde y propiciar una presencia masiva de niños en el estadio. Lo cierto es que en lugar de acercar a los espectadores al campo, el horario los alejó. Los operadores no entienden que el espectáculo televisivo no sólo está en el campo, sino también en unas gradas a reventar, como bien han demostrado en la 'Premier League' inglesa.

A lo largo de la primera parte, el Athletic jugó con un punto de pereza que acabó por costarle silbidos desde la gradas. Los pitos recuerdan que entre los aficionados flota un aire de desasosiego, la sospecha de que este equipo es capaz de hacer las cosas mal en cualquier momento.

El Hércules llegó a Bilbao como si le hubiera cogido el truco al Athletic. El equipo rojiblanco se encontró con un rival que buscaba la portería y dominaba.

Al contragolpe

A los locales no les quedó otro remedio que ser fuertes en la contención, papel en el que Amorebieta estuvo soberbio, y fiar su suerte a rápidas transiciones. Por este lado llegaron las mejores oportunidades, como una buena jugada que Aduriz estrelló en el poste. Como el Athletic le había cedido el mando con todas las de la ley, el Hércules se sintió dueño y no invitado. En una de las numerosas jugadas a balón parado de las que dispuso César estrelló en el larguero una chilena.

Un vistazo a la alineación permitió comprobar que Joaquín Caparrós pone más énfasis en la delicada situación liguera que en la Copa. De hecho, salieron de arranque dos jugadores como Murillo y Garmendia que hasta el momento habían sido meros objetos decorativos en el vestuario. Murillo cumplió en su papel de liberar a Orbaiz de la facetas defensivas, pero volvió a tener problemas para manejar la pelota con soltura.

Garmendia, por su parte, fue una de las noticias positivas de la noche. El basauritarra se sintió importante. Disfrutó del partido y no dio la sensación de sentirse un jugador marginado. Chutó todo lo que cayó en sus inmediaciones en el área, aunque le faltó precisión.

Privado de buena parte de su espinazo -Iraizoz, Ocio, Yeste, Etxeberria y Llorente-, al Athletic no le quedó otro remedio que buscar el juego por las bandas. En el costado izquierdo Gabilondo tuvo un papel brillante. Era un partido a su medida. En una noche tan fría, jugadores desapasionados y que nunca pierden el dominio de los nervios se mueven en su hábitat. En una de sus incorporaciones al área, el donostiarra estuvo a punto de marcar, aunque su remate de cabeza acabó repelido por el larguero.

El Athletic tenía la eliminatoria a su favor con el empate a cero, pero comprendió que necesitaba clasificarse ganando al Hércules. Decidido a que el partido dejara de ser una lucha cruda y sin paliativos, los rojiblancos se lanzaron arriba en la segunda parte.

La salida de Muñoz y Llorente dio nuevos bríos ofensivos a los rojiblancos. Cuando las gradas estaban a punto de caer en un estado de histeria, César cometió una clara falta sobre Muñoz al borde del área. David López impuso su jerarquía de titular ante Del Horno para quedarse con el golpeo, que efectuó de forma magistral, haciendo inútil la estirada de Alba. Del Horno se resarció luego al protagonizar la jugada del penalti que transformó Aduriz. Los aficionados se fueron contentos. Tienen necesidad de creer en la redención y no hay torneo en este club como la Copa para promover ilusiones.

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