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MUERDE. Sergio García sigue al frente del torneo. / REUTERS
Sergio García amansa al 'Tigre'
golf

Sergio García amansa al 'Tigre'

El castellonense mantiene el liderato y aventaja en siete golpes al número uno Choi amenaza al 'niño' y Jiménez se aúpa a la tercera posición en Carnoustie

ÍÑIGO GURRUCHAGA

Martes, 24 de julio 2007, 14:12

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Sergio García entra en el fin de semana del Open Británico con una incógnita que le persigue desde hace años. ¿Será capaz al fin de ganar uno de los grandes? La sospecha de que no resistirá la presión está fundada en cosas ocurridas en el pasado. Pero esta vez parece más sereno, más sensato. «Siempre digo lo mismo. No me preocupa. Lo estoy intentando. Estoy intentando ganar tantos 'majors' como pueda, darme buenas opciones. Es todo lo que puedo hacer. El año pasado logré 23 bajo par en los dos últimos grandes y no gané. ¿Qué puedo hacer?», respondió a la pregunta que le persigue.

¿Qué puede hacer? Empezar como ayer. Con un golpe que pareció tan extraordinario que alguien le preguntó -ante su asombro- si era el mejor golpe que había dado en su vida. Ocurrió en el hoyo uno. Salió a la izquierda, sin encontrar la calle, algo que le había ocurrido sólo dos veces el jueves. Y con el segundo se fue a la derecha. Entre hierba crecida, en la ladera de caída sobre el 'green'. Enfrente tenía un 'bunker'. Dice que sintió que el palo se enredó en la hierba en el momento de hacer el 'pitch', pero la bola salió perfecta, botó en el cogote del 'bunker' y rodó hacia el hoyo. No entró por muy poco.

Fue un hoyo en par y errático, y ese fue el tono del día. García salió ayer más temprano y en el camino de ida se notaba más viento, el frío de todos los días, los restos de la intensa humedad nocturna. El día se fue aclarando y se temía que los más tardíos harían mejores recorridos que los mañaneros. Pero no ocurrió como norma general.

García se mantuvo en torno al par del campo toda la mañana y nadie asomaba en el marcador de líderes mientras avanzaba de hoyo en hoyo. Miguel Ángel Jiménez aparecía y desaparecía en la lista de los primeros. Ha jugado los dos días con Rory McIlroy, que se formó en el club de golf de Hollywood. Que es un barrio de Belfast. A los aficionados de allí les gustaba la compañía de Jiménez. A la madre del 'caddie' de McIlroy le asusta la posibilidad de que hagan famoso a McIlroy demasiado pronto y el chico se estropee. Pero el crío, que hizo uno bajo par el primer día y ayer más cinco sobre el par 71, parece sensato.

Banderas complicadas

«Miguel es un jugador fantástico», dijo al terminar su recorrido. «Es un jugador capaz de preparase los golpes muy bien. Es capaz de jugar de una manera en la que siempre evita meterse en grandes problemas. Sabe cuándo hay que ir a por la bandera y cuándo no hay que ir». El malagueño está en la parte de arriba del marcador (-3), como el pasado año, y dice que cree que puede ganar este Open. Tendrá que ir a por las banderas, que ayer estaban colocadas en algunos 'greens' de una manera que rozaba la perversión. Con el viento y esas posiciones de bandera, hacer 'birdies' era muy difícil.

Sergio García avanzó sólido desde el 'tee', pero en el 'green' tuvo 'putts' complicados, largos. «Usé un hierro 4 para entrar en el 15, un hierro 3 en el 16, un 6 en el 17, un 5 en el 18», explicaba después. «No es fácil con esos hierros quedar cerca cuando las banderas están colocadas tan apretadas». Su sólido avance tuvo un digno colofón en el 18. Tuvo que chipear desde la izquierda, cerca de un 'bunker', atacó la bandera y se fue largo, quizás un metro y medio. Mientras esperaba, había revuelo en el muy próximo 'tee' del uno. Salía el gran Tiger Woods. Tras los entusiasmos, el tigre dio su golpe y cayó sobre Carnoustie el silencio. Se había salido de límites.

Sergio García fijó el 'belly putter' en la barriga y le dio recto y al hoyo. Salvaba el par, el del campo y el de los últimos cuatro hoyos. Mientras Woods iniciaba tan mal su marcha, en un Carnoustie más soleado pero en el que seguía soplando el viento, que traía noticias del recorrido de K.J. Choi. El número uno no llegó a arrancar en toda la jornada. Perdió numerosas calles y careció de esa chispa que le caracteriza en los momentos comprometidos. Poco dado a los gestos, ayer su cara lo decía todo. Y es que acabó con +1. También la de Choi era muy expresiva, pero para lo contrario. Firmó un -4.

Hoy llegan las lluvias. Enfriando aún más el ambiente de este Open, que se quiere llevar García, un golfista que nunca tuvo fama de templado.

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