Juguetes para 40.000 niños. Los pequeños hacen cola desde las cuatro y media de la madrugada para recibir su presente. La fiesta ha comenzado en este estadio de la capital boliviana. En el exterior llegan camiones cargados de ilusión. En un país en el que la pobreza se ceba con el 60 por ciento de sus habitantes, este gesto de las organizaciones humanitarias es un respiro. Pero la fortuna no ha llegado a todos. Aquí en el Alto, la organización católica Carros de Fuego también arranca sonrisas. Este año la crisis ha mermado las expectativas, pero aún así están satisfechos. Este párroco asegura que...