La atracaron a mano armada, pero ella, en lugar de entregar inmediatamente el dinero, regateó durante cuatro minutos la cuantía del botín. Ocurrió en una librería de Lalín, en Pontevedra. La empleada convenció a la asaltante de que no se llevará toda la recaudación de la caja, argumentando que perdería su empleo. Durante cuatro minutos ni una soltó el arma, ni la otra los billetes.La mujer se llevó 340 euros, poco más de la mitad de lo que había en la caja y se marchó como una clienta más.La Guardia Civil le sigue la pista. Mientras Sonia continúa atendiendo su puesto, eso sí, con el susto todavía...