Rusia vive una situación desesperada con 577 incendios activos que han obligado a suspender y desviar decenas de vuelos e incluso a mover misiles. Moscú ha amanecido sitiada por el humo, rodeada de fuegos que hacen insostenible la vida normal y el mayor peligro es la amenaza de que las llamas alcancen las instalaciones y arsenales nucleares. Las autoridades han pedido a la población no salir a la calle por el elevado nivel de contaminación. Varias embajadas han empezado ya a retirar a su personal.