Se lo toman como un juego, pero así aprenden a reaccionar ante un más que posible terremoto. Nada más sentir el temblor hay que echarse al suelo y ponerse a cubierto. Un millón de neozelandeses en escuelas, empresas y hasta en el zoo han participado en este simulacro nacional que puede salvar muchas vidas. Nueva Zelanda se asienta en la falla entre las placas tectónicas del Pacífico y Oceanía y registra cerca de 14.000 terremotos cada año. La mayoría son inapreciables. El último gran terremoto fue el de Chrischurch en febrero de 2011. Murieron 185 personas.
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