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javier guillenea
Miércoles, 7 de marzo 2018, 14:07
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Se sabía que ocurría porque no es ningún secreto. Así como los coches llegan de un largo viaje con su parachoques delantero tapizado de insectos reventados, los trenes de alta velocidad arriban a su destino con un penacho de plumas a modo de estandarte sanguinolento. ...
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