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Agentes de la Guardia Civil, en el lugar del suceso. JON A. SEDANO
El maquinista del tren que golpeó a Lucía declara que le ordenaron ir con precaución solo en Pizarra

El maquinista del tren que golpeó a Lucía declara que le ordenaron ir con precaución solo en Pizarra

El conductor recibió un aviso para que circulara «marcha a la vista» al pasar por la estación por la posible presencia de personas cerca de la vía

JUAN CANO y JON A. SEDANO

Martes, 22 de agosto 2017, 13:55

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A las 6:03 horas del 27 de julio, mientras unas 600 personas buscaban a Lucía Vivar, el primer cercanías de la mañana salía de la estación malagueña Centro-Alameda, como cada mañana, con destino a Álora. El maquinista no había recibido consigna ni advertencia alguna sobre lo que había sucedido la noche anterior en la estación de Pizarra, donde había desaparecido una niña de tres años mientras cenaba con su familia.

El primer aviso llegó exactamente a las 6.35 horas desde el Control de Tráfico Centralizado (CTC): «Responsable de circulación CTC a maquinista del tren 23151, circulará con marcha a la vista (en el argot ferroviario significa ir con precaución y reducir la velocidad) al paso por la estación de Pizarra por posibles personas cerca de la vía».

El mensaje, literal, forma parte de la declaración del maquinista ante la Guardia Civil, a la que ha tenido acceso SUR. El empleado de Renfe aseguró a los agentes que ese aviso era «solo para la estación de Pizarra, no teniendo vigencia más adelante». En ese momento, según manifestó, ni siquiera sabía que había una niña desaparecida. Al parecer, se enteró a través de un vigilante de seguridad de Renfe que se subió a su tren durante el trayecto, quien le aclaró que había personas cerca de las vías buscando a la menor.

Pese a que la orden era solo para ese punto en concreto, el maquinista explicó a los investigadores de la Guardia Civil que, al salir de la estación pizarreña, recorrió los primeros 1.500 metros a no más de 60 kilómetros por hora, subiendo después la velocidad a 75 u 80 km/h en un tramo limitado a 100.

Según relató a los agentes, «cuando aún era noche cerrada, a unos tres kilómetros de la estación vi un bulto oscuro pegado a una curva a la izquierda dentro de las vías del tren». Estaba inmóvil. Precisó que se lo encontró «de repente» y lo primero que pensó es que podía tratarse de algún animal arrollado. En ese tramo iba, según sostuvo en su declaración, a 75 km/h.

«Cuando aún era noche cerrada, a tres kilómetros de la estación, vi un bulto oscuro pegado a una curva»

El maquinista continuó la marcha y llegó a Álora a las 6:47 horas. Una vez allí, abrió las puertas del tren y se cambió de cabina para hacer el recorrido inverso. Eran las 6:51 horas y, según recordaba, había comenzado a clarear el día. Al acercarse al lugar, se acordó del bulto que había observado minutos antes y se fijó con atención. Vio que «tenía algo de color, como de ropa», lo que le llevó a descartar que fuese un animal y frenó «de emergencia». El tren recorrió unos 300 metros debido a la inercia que llevaba, por lo que sobrepasó de nuevo el bulto.

El conductor del ferrocarril bloqueó las puertas para impedir que se apearan los viajeros y pidió permiso al CTC para bajar y comprobar de qué se trataba. Caminó hasta la cabina de cola y descendió del convoy. Al acercarse a unos metros, descubrió que era la niña. Los agentes le preguntaron si vio a alguien en las inmediaciones del lugar donde apareció el cuerpo. El maquinista afirmó que, mientras custodiaba el cuerpo y esperaba la llegada de la Guardia Civil, observó una furgoneta de color gris sin anagramas circulando por un paso inferior a las vías. Según viajeros, estuvo una hora allí parado.

Sin restos de ADN masculino

Ni ADN masculino, ni semen, ni sustancias tóxicas. Los análisis realizados al cuerpo de la pequeña Lucía Vivar desvelan que la niña no tenía ninguna de estas sustancias en su organismo. Las tres pruebas, que son complementarias a la autopsia, han sido realizadas en el Instituto Nacional de Toxicología y Ciencias Forenses del Departamento de Sevilla.

La primera de ellas, que buscaba detectar semen, se ha realizado siguiendo el protocolo de agresión sexual en cadáveres y su conclusión ha sido negativa. Ninguna parte del cuerpo determinante para valorar una agresión sexual contenía este tipo de fluido. La segunda prueba se ha centrado en el hallazgo de ADN masculino en la víctima, pero no se ha encontrado presencia alguna. Por último, la tercera analítica buscaba localizar restos de sustancias tóxicas, como pueden ser estupefacientes o alcohol, entre otras. En base a las muestras recibidas se ha analizado la sangre, orina y el contenido gástrico de la pequeña, sin hallar ningún elemento tóxico en ellos.

Aun así, familiares y allegados de la víctima siguen viendo «improbable» que la pequeña llegara tan lejos por sí sola. Las grabaciones de la cámara de seguridad muestran a la niña corriendo sola por el andén hasta desaparecer tras una caseta.

Varios criminólogos apoyan esta teoría y se encuentran reconstruyendo los hechos junto a la familia para determinar si la pequeña pudo andar 4 kilómetros sola o tuvo que ir con alguien.

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