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El pregonero, Diego Martín Etxebarria, dirige al coro femenino Hasparen.
"Dadle una oportunidad a la ópera"

"Dadle una oportunidad a la ópera"

El director de orquesta Diego Martín Etxebarria reivindica en su pregón de San Prudencio las escuelas de música y las familias "valientes" que ayudan a sus hijos a "ser lo que deseen"

MARTA PECIÑA

Jueves, 23 de abril 2015, 09:55

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En un viaje relámpago desde Berlín, el director de orquesta amurriano Diego Martín Etxebarria subió al escenario del Teatro Principal para protagonizar un pregón de las fiestas de San Prudencio íntimamente ligado a la música. Estaba visiblemente emocionado. «Sigo siendo muy casero y me hace muy feliz que os sigáis acordando de mí, como yo lo hago de vosotros», admitió ante un auditorio repleto de alaveses.

El actual titular del Art Ensemble BCN y de la Akademisches Orchester de Friburgo, tuvo recuerdos especiales para todos los que le ayudaron durante sus primeros años de estudio. De ahí que defendiera ante un auditorio en el que no cabía ni un alfiler que «todos hemos nacido con un talento especial para alguna actividad, pero esta vida ofrece tantas posibilidades que es muy difícil descubrir el gran talento de una persona».

A través de su propia experiencia personal, animó a «ser valiente para escucharse a uno mismo sin miedo y sin prejuicios» y después a «vencer ese miedo y saltar al mar sin flotador». En ese contexto exhortó a los alaveses: «liberaos de vuestros prejuicios y dadle una oportunidad a la ópera». Sugirió para empezar La Bohème.

El pregonero de San Prudencio, que entró en el Principal acompañado de Javier de Andrés, confesó no obstante que «tampoco me atreví a romper con todo y acabé yendo a la Universidad, volviéndome loco para compaginar con el conservatorio». Pudo acabar como especialista en Filología Hispánica, pero su familia tuvo un papel fundamental. «Fue un soporte imprescindible para seguir adelante con mi locura y, desde aquí, quiero expresar mi admiración a todas las familias valientes que confían en las posibilidades de sus hijos para ser lo que deseen. Porque se puede llegar a dirigir en la Ópera de Berlín viniendo del Valle de Ayala».

Recuerdo a los «locos»

El primer escalón de este largo camino, que le ha llevado ya a muchos rincones del mundo, lo subió en la Escuela de Música de Amurrio. Por eso agradeció a su director, Pedro Basterra, y sus impulsores, María Gadea y Pablo Isasi. «Otros locos que vieron la necesidad de crear un conservatorio de grado medio en un pueblo».

Tras el pregón la Amurrio Modern Band interpretó varias piezas. También participó el Coro Hasperen, integrado por cuarenta mujeres de la localidad ayalesa, a las que dirige el también profesor de la escuela, Felipe Aiz, al que se unió el pregonero.

Martín Etxebarria remarcó que «la música cambia la vida de las personas». En este punto reconoció a la Escuela de Amurrio. «Si no hubiera existido, no estoy muy seguro de si hoy estaría aquí». Los primeros años de andadura del centro lograron convertirse en «mágicos para mí». Del piano a los bombos pasando por el bombo y los platos, le sorprendió el poder de la música en un concierto junto a la banda de la Ertzaintza «cuando descubrí las campanas tubulares. Paré de tocar absolutamente alucinado y con la carne de gallina por lo que estaba oyendo».

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