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óscar b. de otálora
Jueves, 27 de julio 2017, 01:05
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Una de las palabras más pronunciadas por la acusación y las defensas de algunos de los imputados durante la comparecencia del presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, en el juicio por el 'caso Gürtel' fue: «Protesto, señoría». En varios momentos de tensión, en los que el presidente del tribunal rechazó algunas de las inquisitivas preguntas de los abogados por considerarlas fuera de lugar, incluso se vieron aspavientos y gestos irritados de los letrados. La presentación de quejas, sin embargo, no es un acto cosmético destinado a mostrar el malestar de los juristas.
El juez decano de la Audiencia de Bilbao, Aner Uriarte, explica que las protestas durante el juicio son clave si los abogados luego quieren presentar un recurso ante el Supremo por un defecto de forma. «Sirven para lo que coloquialmente se consideraría 'mantener viva la llama' en caso de que se quiera presentar un recurso de casación ante el Supremo». Es decir, si la representación legal de los acusados o las acusaciones particulares consideran que al no permitírseles hacer una pregunta no han podido realizar bien su trabajo solo podrán presentar un recurso si durante la vista oral han mostrado su desacuerdo con la actitud del presidente del tribunal. «Para que el Supremo admita una recurso por un defecto de forma en el juicio tiene que quedar perfectamente reflejado que durante la vista ya ha habido una reclamación del abogado y debe detallarse incluso en qué minuto de la vista se han presentado para que puedan utilizarse en la apelación. De otra forma, no se aceptaría su tramitación», detalla el juez decano. Que el magistrado que preside el tribunal responda a los letrados con la frase «que conste en acta» no implica que el presidente tenga la facultad de no aceptar la queja. «Se deben aceptar todas las protestas», afirma Aner Uriarte.
La existencia de protestas durante el juicio y que el Tribunal Supremo las acepte no presupone que una apelación vaya a prosperar. «Luego se tendrá que valorar si la reclamación tiene sentido o no. Normalmente, los jueces de lo penal tienen muy claro en qué momento cortan las preguntas y por qué no permiten a los letrados seguir determinados caminos», agrega Uriarte. Una de las dudas que se plantea es qué sucede si el Supremo acepta la queja de un letrado y considera que tenía derecho a realizar una pregunta a un testigo o un acusado y el juez se lo ha denegado. «El caso más extremo sería la nulidad del juicio y la obligación de repetirlo si se estima que era una cuestión indispensable. Pero cada caso es distinto. Se puede entender que ha sido una denegación parcial de una prueba y se puede actuar de diversas formas en función de cada circunstancia», añade el juez decano.
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