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Respuesta. Rajoy compareció en La Moncloa, afirmó que no piensa dimitir y cargó con dureza contra el secretario general del PSOE. REUTERS
Los cinco votos del PNV pueden ser claves en la moción de Sánchez contra Rajoy

Los cinco votos del PNV pueden ser claves en la moción de Sánchez contra Rajoy

El presidente descarta el adelanto electoral y emplaza al líder del PSOE a que se apoye en los nacionalistas

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Sábado, 26 de mayo 2018, 01:24

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Apenas 48 horas después de dar la legislatura por encarrilada con la aprobación de los Presupuestos, todo saltó por los aires en una secuencia trepidante. Pedro Sánchez registró en el Congreso la moción de censura contra Mariano Rajoy; Ciudadanos liquidó su peculiar colaboración con el PP y exigió un adelanto electoral; y el presidente del Gobierno descartó el anticipo y retó al líder del PSOE a aliarse con los independentistas para llegar a La Moncloa. En poco más de tres horas la legislatura quedó ayer patas arriba y sumida en la incertidumbre.

Entre la aprobación de las cuentas y la erupción política estalló la sentencia del 'caso Gürtel', que dejó anonadados a Rajoy y al PP, y crecida a la oposición. El secretario general del PSOE, argumentan en su partido, no podía quedarse de brazos cruzados y limitarse a la habitual andanada de críticas, por más aceradas que fuesen, contra Rajoy por la corrupción. Se requería un paso más, una respuesta más enérgica, y la opción elegida fue la moción de censura. Sánchez envolvió en lenguaje institucional su iniciativa y la calificó de «respuesta serena, firme, de Estado y constitucional» para «recuperar la dignidad» de la democracia y rescatarla del terreno cenagoso en el que, a su entender, ha caído, y cuyo mejor exponente es la sentencia del 'caso Gürtel'. Más allá de esta argumentación, hay pocas dudas de que el movimiento está cargado de pragmatismo y busca una rampa para sacar al PSOE y a su liderazgo de la atonía que les invade.

El paso pilló a La Moncloa a contrapié. En la Presidencia del Gobierno no esperaban a punto de cruzar el ecuador de la legislatura un puñetazo en la mesa tan contundente como arriesgado. La fraternal alianza con el líder de la oposición gracias a la argamasa del 155 se fracturó en un pestañeo, y Sánchez, el «hombre de Estado» hasta ayer, se convirtió, a ojos de Rajoy, en el político inconsistente de siempre, dispuesto a llegar a La Moncloa «a cualquier precio y con quien sea». Para el presidente del Gobierno, la sentencia del 'caso Gürtel' es una simple excusa para el líder socialista porque -además de que el fallo no es para tanto, según dice- ha demostrado que ha puesto su «interés personal» por encima de todo, incluso a costa de «perjudicar a España». No existe, en su opinión, un proyecto político, hay una apuesta personal.

Alto coste

El Gobierno, con independencia del enfado, acepta que la moción de censura, aunque es difícil, puede prosperar. Sea exitosa o no, La Moncloa pronostica que tendrá un alto coste para los socialistas y su secretario general por aceptar el respaldo de los independentistas, en este momento la peor compañía política posible fuera de Cataluña. Rajoy retó a Sánchez a embarcarse en esa singladura con una tripulación mezcla de Podemos y separatistas, y que recoja después los frutos de esa compañía.

En poco más de tres horas la legislatura quedó ayer patas arriba y sumida en la incertidumbre

Aunque en el PSOE no se alzó ni una voz contra la moción de censura, también asumen, y en eso coinciden con el cálculo del presidente del Gobierno, que contar con esos compañeros de viaje tendrá un coste político y electoral, pero más lo tendría no hacer nada.

Rajoy, como es su costumbre, liquidó con dos brochazos las exigencias de Ciudadanos para que adelante las elecciones bajo la amenaza de presentar otra moción de censura «instrumental» con la única finalidad de convocar los comicios. «En lo que de mí dependa la legislatura acabará en 2020», respondió. Y ni se inmutó por el anuncio de la retirada de la colaboración de Albert Rivera. «En minoría -recordó- llevo toda la legislatura». El respaldo de la formación liberal al Gobierno es tan variable como la estrategia de su líder, y ha puesto en jaque a Rajoy más de una vez. Por todo ello, contar o no con la complicidad de Ciudadanos es un problema menor para los populares.

Rajoy dice que Sánchez ha puesto su «interés personal» por encima de todo

El Gobierno, además, cree que el menos interesado en un adelanto electoral es Ciudadanos porque necesita que prosiga el engorde de su masa social para asentar sus opciones de ser alternativa real y no solo en las encuestas. En La Moncloa, por tanto, se tomaron las amenazas del partido naranja a beneficio de inventario, como un nuevo episodio de su campaña de desgaste sin más consecuencias que las dialécticas.

Rajoy, no obstante, hace números porque esta es la primera moción de censura de las que se han presentado desde la restauración de la democracia que tiene posibilidades de prosperar. Las tres anteriores, dirigidas contra Adolfo Suárez, Felipe González y la de hace un año de Pablo Iglesias contra Rajoy, estaban condenadas al fracaso de antemano por la falta de apoyos. En esta ocasión los números pueden dar la razón a los socialistas.

LAS DIVERSAS OPCIONES

  • 188 sería la suma de votos de PSOE, Podemos y Ciudadanos. Es la opción que más gusta a los socialistas, pero la formación de Rivera ya ha descartado participar en esa fórmula.

  • 180 es lo que daría una alianza entre el PSOE, Podemos, ERC, PDeCAT, PNV y EH Bildu. Es la única suma que, al menos en la práctica, cuenta con alguna probabilidad de salir.

  • 175 es a lo que llegaría Sánchez sin el PNV. Y no le valdría. La mayoría absoluta es de 176. La representante de Coalición Canaria, Ana Oramas, ya ha dicho que no avala la moción.

Posibles apoyos

La llave, como es la tónica en toda la legislatura, la tendrá el PNV y sus cinco diputados. Si apoyan la moción, Sánchez podría alcanzar los 180 votos y se convertiría en el nuevo presidente del Gobierno. De no ser así, el respaldo a la moción se quedaría en 175, a uno de la mayoría absoluta exigida.

Descartado Ciudadanos, la iniciativa solo puede salir adelante con el apoyo de ERC y del PDeCAT

Los nacionalistas vascos mantienen la cautela y por ahora guardan las distancias con el PSOE. Su posición no es fácil porque sería difícil de entender que colaboren en el derribo de un Gobierno con el que hace 48 horas han pactado la aprobación de los Presupuestos. Una pirueta extraña para un partido serio, como se precia de ser el PNV. Pero por otra parte, los nacionalistas tienen como socios en el Gobierno de Vitoria a los socialistas y el entendimiento entre las dos administraciones podría ser más fluido con Sánchez en La Moncloa.

Los socialistas no descartan que puedan recabar sus cinco votos; los populares, en cambio, apuestan por una abstención que dejaría a Sánchez en la puerta de La Moncloa pero sin la llave para abrir la puerta. Y eso siempre que se asegure los apoyos de Podemos, Esquerra, PDeCAT, Bildu y Nueva Canarias. El PSOE ya sabe que no podrá contar con, por supuesto, el PP, ni con Ciudadanos, Coalición Canaria, UPN y Foro.

El cuarto intento de 'quitar' a un presidente

La moción de censura presentada por Pedro Sánchez contra Mariano Rajoy será la cuarta de la democracia. La primera fue en 1980 y la registró Felipe González contra Adolfo Suárez. Los socialistas no tenían ninguna posibilidad de ganarla, pero se trataba de debilitar al Gobierno de UCD. La iniciativa solo consiguió sumar 152 votos afirmativos, frente a 166 negativos. Eso sí, su objetivo de minar la imagen de Suárez y convertir a González en una alternativa creíble, funcionó. Dos años después, el PSOE ganó con mayoría absoluta.

La siguiente moción de censura tardó en llegar siete años. En 1987, el recién elegido presidente de Alianza Popular, Antonio Hernández Mancha, intentó repetir una estrategia parecida a la del PSOE en 1980. Dado que González contaba con mayoría absoluta, el único objetivo era realzar la imagen del dirigente popular. Fue un desastre. Hernández Mancha, que al igual que ahora Sánchez no era diputado, acabó dimitiendo dos años después.

La última moción fue el año pasado. La presentó Pablo Iglesias y solo sumó 82 votos (Podemos, Compromís, ERC y Bildu).

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