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cinco hitos para un relato de la historia de ETA

El escritor Lorenzo Silva y el coronel de la Guardia Civil Manuel Sánchez, autores del libro 'Sangre, sudor y paz', ofrecen su versión sobre los momentos claves de la banda

óscar b. de otálora

Martes, 21 de noviembre 2017, 00:02

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    El «gran error» del consejo de guerra de Burgos

    El libro 'Sangre, Sudor y paz', que ayer se presentó en Bilbao, es una historia de ETA narrada por el escritor Lorenzo Silva y el coronel de la Guardia Civil Manuel Sánchez. Es una crónica que recorre toda la historia de la banda desde su fundación hasta su derrota a manos de las fuerzas de seguridad, con abundantes informaciones inéditas. En declaraciones a EL CORREO, ambos autores han detallado los cinco puntos que bajo su punto de vista son claves para entender la evolución de esta organización. Su versión comienza con el proceso de Burgos, el consejo de guerra llevado a cabo en diciembre de 1970 contra 16 acusados de pertenecer a ETA y con el que el franquismo pretendía dar por enterrada a la banda. «Fue todo lo contrario. Fue un hecho muy torpe que permitió internacionalizar sus reclamaciones y que Francia les abriese sus puertas, con lo que la organización pasó a tener una retaguardia estable», afirma Manuel Sánchez. Según Lorenzo Silva, «incluso les rodeó de cierto glamour. Hasta el cineasta Gilo Pontecorvo rodaría 'operación Ogro', una película sobre el asesinato de Carrero Blanco». En la fotografía, uno de las ruedas de prensa de los abogados de los acusados en Burgos.

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    La «oportunidad perdida» de la Ley de Amnistía

    Para los dos autores, el siguiente hito de la historia de la banda es la Ley de Amnistía aprobada en 1977. «Se trató de la gran oportunidad perdida por ETA. Si en ese momento se hubiera disuelto habría pasado a la historia como unos luchadores antifranquistas pero en cambio decidieron continuar y se convirtieron en unos asesinos brutales», explica Manuel Sánchez. Para Lorenzo Silva, resulta también paradójico que en 1977 la banda rechazase la legalidad para acabar aceptándola cuarenta años más tarde. «Ha sido un recorrido inútil para acabar haciendo algo que ya pudieron hacer mucho antes». En la imagen, momento de la aprobación de la Ley de Amnistía en el Congreso.

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    En Bidart, la banda «deja de ser intocable»

    En opinión de Silva y Sánchez, uno de los momentos definitivos para ETA se produjo el 29 de marzo de 1992, cuando su cúpula es capturada al completo en la localidad vascofrancesa de Bidart, un episodio que el libro de Silva y Sánchez narra con detalle. «La banda deja de ser intocable y se dan cuenta de que ya no están seguros en Francia. Hasta ese momento su relato había sido el de los éxitos», explica Lorenzo Silva. Para Manuel Sánchez, «ETA no estaba acostumbrada a recibir un palo así. Podía entender la captura de los comandos pero no la de toda su dirección. Les entró el pánico por saber cuánto tiempo habían sido seguidos y vigilados. Pero además, les rompió todos los esquemas. Ellos esperaban poner al Gobierno contra las cuerdas antes de la Expo de Sevilla y las Olimpíadas de Barcelona y sin embargo acabaron detenidos. Es significativo que su reacción, tres años después, fue comenzar a matar políticos». En la imagen, arresto de uno de los ciudadanos franceses que ayudada a la cúpula de ETA.

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    El «músculo del Estado» en las ilegalizaciones

    El 27 de junio de 2002 era aprobada en el Congreso la Ley de Partidos. Al año siguiente era ilegalizada Batasuna, en lo que suponía la culminación de una larga lucha en los tribunales contra lo que fue denominado 'el entorno de la banda', organizaciones legales que sin embargo eran utilizadas por los terroristas. «No solo fue un golpe para los terroristas sino que por primera vez el Estado español demostró todo su músculo institucional y jurídico. Había voces que decían que esto no se debía hacer y que el tribunal de Estrasburgo lo podía rechazar. Sin embargo, esta instancia apoyó las ilegalizaciones», afirma Lorenzo Silva. Para el coronel Sánchez, los procesos legales abiertos contra la izquierda abertzale demostraron la madurez democrática de la sociedad. «Se creía que aquello iba a ser la guerra pero no pasó absolutamente nada».

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    'Operación Santuario', el inicio del fin

    El 2 de octubre de 2004 eran detenidos cerca de Pau Mikel Albisu, 'Antza', y Soledad Iparagirre, 'Anboto', en ese momento, los máximos jefes de ETA. La crónica de Sánchez y Silva describe ese arresto como parte de una operación más amplia en la que se consigue asestar un golpe definitivo a la banda. «Para entonces ya se había interiorizado que ETA conseguía recuperarse de la desarticulación de los comandos así que decidimos que la forma de neutralizarles era quitarles los arsenales. Fue una operación larga, con muchísimos riesgos pero que funcionó y se consiguió controlar todos los zulos de los terroristas», explica el guardia civil. Para el escritor, 'Antza' y 'Anboto fueron los últimos dirigentes de ETA con cierta capacidad. «A partir de ese momento los mandos de la banda estaban cada vez menos preparados y las detenciones fueron constantes. Los terroristas estaban condenados a su fin», concluye Lorenzo Silva.

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