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La primavera ha venido y todos sabemos cómo se está yendo. Ayer no más, descubrimos algo que ya sabíamos, que el ‘procés’ secesionista ha provocado la mayor fuga de depósitos de la historia de Cataluña, según los datos del Banco de España. La malcasada región ha convocado a los partidos para que elijan al nuevo candidato de Puigdemont y Torrent se enfrenta directamente con los jueces al permitir una investidura exprés de Turull. Lo único que está claro es que el ‘procés’ secesionista ha causado la mayor fuga de capitales de la historia de Cataluña. Muchos han tomado la decisión de coger su dinero, que también es el nuestro, y huir. Los datos parecen importarnos menos que las opiniones, pero dicen que han propiciado que la gente que tiene algún dinero no quiera perderlo de vista, ni siquiera en la penumbra de sus bolsillos. En el último trimestre del año pasado, que pasó con más pena que gloria, salieron de Cataluña, según cálculos aproximados, 31.400 millones de euros. Lástima que en otras regiones, como Extremadura y Andalucía, no podamos lamentar destrozos similares. Quizá por eso nos distraemos con las cuitas de algunos golfos de levita, mientras les quitamos los calzones.

El intento de investidura exprés de Turull ha determinado las condiciones de la fuga, mientras los que salen corriendo sólo temen que los puedan adelantar los que corren más que ellos. Por eso se está volviendo a hablar de Urdangarin como instigador de la corrupción. La estancia en prisión es en España una de las más altas de Europa, pero el número de internos y de medio pensionistas ha crecido. Como en una buena cárcel, en ningún sitio. Han variado los lugares en los que Cervantes dijo que allí «toda incomodidad tiene su asiento». Mucha gente se siente cómoda en las puertas giratorias y respetan los turnos de salida.

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