Singularidades fiscales
Euskadi aplica impuestos más altos que varias comunidades, pese al Concierto, en el diverso mapa tributario español
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Domingo, 10 de diciembre 2017, 00:56
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Euskadi está muy lejos de ser el paraíso fiscal que dibujan, desde el más profundo desconocimiento o la simple demagogia, algunas de las voces que cuestionan el Concierto Económico. Su sistema tributario es más duro para sus habitantes -sobre todo, los de rentas elevadas- que los vigentes en varias comunidades. Solo resulta más atractivo que la media su Impuesto de Sucesiones y Donaciones. Así se desprende de un estudio de Cuatrecasas que compara la fiscalidad en todas las autonomías.
El mapa resultante es el de una España diversa y compleja también en este terreno: no hay dos territorios con la misma tributación. Cada uno tiene sus singularidades. En el caso del País Vasco y Navarra, amparadas en el Concierto y el Convenio, de profundas raíces históricas y reconocidas por la Constitución. En los demás, por el terreno de juego que les brinda el tramo del IRPF que gestionan (el 50%) y el margen legal que ofrecen el Impuesto de Patrimonio o el de Sucesiones. Esta realidad debería ser suficiente para no confundir diferencias con agravios comparativos; opciones legítimas y legales con supuestas insolidaridades ante las que rasgarse las vestiduras. Es decir, para no repetir discursos maniqueos como los oídos en las últimas semanas a propósito del Concierto, el Cupo o la aún ‘non nata’ reforma fiscal vasca. Las comunidades, todas las comunidades, manejan los impuestos sobre los que tienen competencia en función de sus apreturas económicas, sus prioridades y criterios ideológicos. Contribuyentes con los mismos ingresos pagan más IRPF en Andalucía que en Baleares, por ejemplo, sin que nadie deba escandalizarse por ello.
Otras autonomías explotan al máximo todas sus herramientas para atraer a altos ejecutivos y grandes fortunas, un bombón para cualquier Hacienda. Es decir, han convertido la fiscalidad en un arma de primer orden para competir con otras regiones. Madrid es el ejemplo paradigmático. Un IRPF más liviano, un ventajoso Impuesto de Sucesiones, uno inexistente de Patrimonio... Todo ello, unido al gancho de su capitalidad, le confiere un enorme tirón para captar contribuyentes selectos. Una estrategia que será discutible políticamente, pero de incuestionable legalidad. Y, mientras tanto, a Euskadi hay quien le discute que vaya a gravar los beneficios de las empresas un punto menos que el resto de España después de aplicarles tres más durante años.
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