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El monotema

El 'proces' lo tapa todo. También la creación de una renta mínima para aliviar la dolorosa pobreza de unos 6 millones de hogares

Maria Maizkurrena

Miércoles, 27 de septiembre 2017, 01:41

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Decíamos la última semana que todos corren y todo va deprisa menos la política, que está atascada y no ofrece soluciones al atasco hispánico. Pues aquí seguimos, con el centro de la congestión sobre la zona este de la península como el ojo de un huracán. Más arriba, en Perpiñán y por ahí, no tienen ningún problema en ser catalanes y franceses al mismo tiempo, pero a muchos catalanes del sur les ha entrado una prisa terrible por montarse un estado propio y el que no quiera, que se chinche. Estas prisas se cuecen con ingredientes variados que no siempre tienen que ver con la libertad. La asociación Recortes Cero sacó su manifiesto avisando de algo parecido, y lo firmaron cerca de 1.000 intelectuales que no destacaban por su simpatía hacia el Gobierno del señor Rajoy. Venían a decir que «así no, esto no es». Claro que los intelectuales tienen poco predicamento en el mundo de hoy; si el manifiesto 'Estafa antidemocrática' lo hubieran firmado los Simpson habría podido hacer dudar a algún defensor del 1-O. De esta manera lo que consiguen los firmantes es que les llamen traidores y les apelliden cosas peores. Mientras tanto, la medida para crear una renta mínima en todos los territorios del Estado español permanece atascada por obra y gracia del Partido Popular y de Ciudadanos. En Cataluña ¡oh maravilla! se han acordado ahora de hacer realidad la renta garantizada de ciudadanía que dormía un sueño seráfico en la letra del Estatut.

Los alemanes se gastan en este capítulo de proveer al desprovisto 184 euros por habitante; en Euskadi gastamos 164; en el resto de Spain, 11,4, que para algo is different. Y en el Congreso, la propuesta de ley que no pasa, que nunca se convierte en ley, aunque no nos enteramos porque no vemos más que el 'próces'. Fue una iniciativa de CC OO y UGT respaldada por más de 700.000 firmas, y podría ser la salvación de todas esas familias que no tienen ingresos y que uno, una, se pregunta de vez en cuando cómo pueden sobrevivir. Algo que no se preguntan ciertos diputados, ni les interesa ni les preocupa, porque han detenido 19 veces la aprobación de la ley mediante el generoso procedimiento de prorrogar el plazo de enmiendas. Esta renta mínima de 426 euros podría aliviar la dolorosa pobreza de unos 6 millones de hogares a través de los 2,4 millones de personas que la recibirían, y supondría el 1% del Producto Interior Bruto español, cantidad muy inferior al 12% de dicho PIB que reposa escondido en paraísos fiscales sin producir impuestos, fenómeno misterioso que al Gobierno no parece importarle, importunarle ni contrariarle, mientras que la idea de gastar un solo euro en una renta para impedir que un trabajador pueda llegar a convertirse en indigente, eso le produce una revulsión moral que ni el monotema. Pero el monotema todo lo tapa. Para eso es el monotema.

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