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Un desajuste letal

Un desajuste letal

La disparidad entre los profesionales que forma el sistema educativo vasco y los que necesitan las empresas amenaza el futuro de la economía

EL CORREO

Lunes, 16 de abril 2018, 23:46

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La economía vasca atraviesa una etapa de bonanza que, aunque con claroscuros -por ejemplo, la escasa calidad del empleo que se crea-, permite afrontar el futuro con un razonable optimismo. Las empresas de Euskadi necesitarán cubrir 100.000 puestos de trabajo en los tres próximos años tanto por el crecimiento de su actividad como por la jubilación de una parte de su personal. Esas perspectivas deberían facilitar la inserción en el mercado laboral de nuevas generaciones de profesionales y despejar a corto plazo el horizonte de una buena parte de los jóvenes que forman actualmente la Universidad y los centros de FP. Sin embargo, los endémicos desajustes entre la mano de obra que prepara el sistema educativo y las necesidades reales de las compañías amenazan la consecución de ese objetivo. Resulta preocupante que un 71% de las empresas asegure tener dificultades para encontrar la mano de obra cualificada que precisan ya sea por falta de formación, experiencia o «actitud, disposición e interés», según anunció ayer el presidente de Confebask. Más aún que ese porcentaje, lejos de caer, haya aumentado de forma alarmante -en 2016 era el 48%- a pesar de que el problema fue detectado hace ya tiempo. Salta a la vista que su descubrimiento no ha ido acompañado de las medidas adecuadas para combatirlo con eficacia. El Gobierno vasco y la patronal firmaron ayer un acuerdo marco con el objetivo de garantizar la cobertura de esos 100.000 empleos a través de la formación y la orientación laboral. Se trata de una apuesta de país, de cuyo éxito depende en buena medida el futuro más inmediato de la economía de Euskadi. Por eso mismo sería conveniente que otros agentes sociales, como los sindicatos, tuviesen algún tipo de protagonismo en un reto de tanta envergadura. Llama la atención que los ciclos industriales de FP que aseguran un puesto de trabajo al finalizar los estudios no llenen sus aulas, a pesar de que las empresas precisan técnicos en esas materias, mientras cada año miles de jóvenes salen con un título bajo el brazo que les capacita para una profesión con una mínima demanda laboral. Corregir esa disfunción es, sin duda, tan complicado prioritario para el progreso y el bienestar del País Vasco.

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