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Cargo a medida

Dicho dentro del Palacio de la Provincia y en el tono institucional que gasta el primer responsable del territorio nada, en apariencia, resulta tan grave

Ángel Resa

Lunes, 9 de octubre 2017

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Ahora que la política adquiere las turbulencias de los rápidos aconsejaría más que nunca una escapadita reparadora al balneario de aguas forales, con efectos terapéuticos superiores para el cuerpo y las almas que las mismísimas termales. Qué diferente al vocerío de corrala que empapa el Ayuntamiento de Vitoria, por ejemplo. Hasta el punto de que incluso las referencias al ‘procés’ suenan en el salón plenario de las Juntas Generales a cantos gregorianos en vez de a rimas de rap incandescente. Ramiro González empezó ayer su discurso sobre la situación de Álava alineándose con los presidentes de las cuatro diputaciones catalanas que le han trasladado sus deseos de diálogo y mediación para resolver el conflicto abierto en canal. Dicho dentro del Palacio de la Provincia y en ese tono institucional que gasta el primer responsable del territorio histórico nada, en apariencia, resulta tan grave. Y es que el cargo parece de encargo y hecho a su medida.

Ramiro expuso durante hora y cuarto lo bien que lo viene haciendo el Gobierno que preside (Garoña, Treviño, Foronda…) en dos años largos. Vale, se permitió algunas alusiones a asuntos mejorables con la inversión de las precarias condiciones laborales de demasiados alaveses -y alavesas, por supuesto- a la cabeza. González, sigo escribiendo del mismo, reeditó el viejo refrán que consagra las virtudes de nadar y guardar la ropa cuando avanzó sobre el alambre de la recaudación con un ojo en mantener los recursos públicos y otro en favorecer la actividad empresarial sin sangrados fiscales. Y rememoró cándidos cuentos infantiles al formular en voz alta su deseo de que los intereses partidistas no se coman con mordiscos de lobo feroz a los ciudadanos a la hora de acordar con un Ejecutivo en minoría.

Qué diferente el balneario foral al vocerío de corrala que empapa el Ayuntamiento

Pero si quieren la sinceridad del columnista me quedo con las capacidades sobrehumanas de Ramiro González, vaya esto de buen rollo y sin acritud. Nuestro diputado general destiló sabiduría, omnipresencia, conocimientos médicos y habilidad para condensar todo un credo en una frase deportiva. Juzguen ustedes mismos (y mismas, claro). «Conozco bien el territorio», resumió al referirse a pueblos, ayuntamientos, cuadrillas y esos concejos que representan para él la esencia alavesa. «Conozco los problemas», añadió. «Conozco la situación de los ríos», remató mientras servidor trataba de localizar en su rostro el ojo del Gran Hermano. «Fui a Bruselas», se refiere a su empeño en el cierre de Garoña. «Fui a Madrid» por el mismo tema. ¿Y qué me dicen de la siguiente frase propia de un traumatólogo? «Álava es la rótula», en alusión a su privilegiada geografía. Ahora llega la píldora concentrada del pensamiento simple que abanderó Boskov, el de ‘fútbol es fútbol’. Cierto que Ramiro parte de ella para elaborarla. «Miramos el futuro porque estamos en condiciones de mirar el futuro».

Debo de estar obsesionado con el balompié porque no pude evitar ayer un recuerdo al bicho alado que corona el escudo del Valencia cuando el padre de la provincia manifestó el mimo foral por preservar especies como la rana ágil o el murciélago de un nombre extraño. Aunque en boca de González no suena tan raro, embutido él en su imagen institucional.

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