Borrar

Alta cultura o cultura de masas

La entrega esta semana de los Premios Nacionalesde Cultura ha vuelto a plantear el viejo debate

Enrique Portocarrero

Domingo, 17 de septiembre 2017, 01:24

Necesitas ser suscriptor para acceder a esta funcionalidad.

Compartir

Lo digo porque choca que junto a la escritora Cristina Fernández de Cubas o junto a la fotógrafa Isabel Muñoz, el literato Juan Eduardo Zuñiga o el director de Orquesta Juanjo Mena, también se reconozca con un Premio Nacional de Cultura en su modalidad de televisión al programa ‘El Hormiguero’ de Pablo Motos, un talk show con magníficos índices de audiencia y con un contrastado resultado publicitario y comercial, aunque también con una escasa aportación para la difusión de una cultura de cierta envergadura que ayude al espectador a adquirir conocimiento o criterio.

Es posible que en la definición o en el concepto de la cultura deba entrar no solo el entretenimiento generado por las industrias creativas, sino también los productos pseudoculturales. Algo que ayude a la integración cultural de los individuos o incluso a su liberación frente a las élites y los eruditos y académicos. Muy bien, sí, pero de eso a que la cultura pública ensalce y galardone un ‘talk show’ a veces chocarrero, otras de estricto carril promocional y publicitario para la Pantoja o Paula Echevarría y algunas más de poco gusto y escasa sensibilidad hay una enorme distancia. Tan enorme, en fin, como comparar el rigor creativo y la profundidad reflexiva con un espectáculo tan tópico y superficial como intranscendente.

Moda

Saint Laurent: Doble apertura

La gran cita del otoño en el mundo de la moda no es otra que la apertura simultánea en la segunda quincena de octubre de los dos museos consagrados a Yves Saint Laurent en París y Marrakech. Una doble cita que también va a tener el carácter de homenaje a Pierre Bergé, el amante y socio de Saint Laurent que falleció la semana pasada tras culminar una formidable tarea en beneficio de un nombre mítico en la historia de la moda.

El que puedan abrirse dos museos dedicados a Saint Laurent no solo se explica por el interés hacia el trabajo de un notable ‘couturier’ que vinculó la belleza y la elegancia con la perfecta interpretación de los cambios sociológicos de su tiempo, sino también por el éxito en la gestión de Pierre Bergé o incluso por su empeño en sistematizar la conservación de los modelos creados por Saint Laurent durante su vida. En todo caso, los 5.000 modelos de Alta Costura, los cientos de modelos pret-a-porter, los miles de complementos y las decenas de miles de croquis y bocetos preparatorios ofrecen múltiples rotaciones y posibilidades expositivas.

En París, en el viejo edificio de la Avenue Marceau, el arranque expositivo presentará 50 piezas vinculadas con las inspiraciones asiáticas de Saint Laurent. En Marrakech, en un moderno edificio situado a pocos pasos del Jardín Majorelle, la primera muestra temporal tendrá también relación con el pintor Jaques Majorelle y su orientalismo inspirador. Una gran cita para la moda, insisto.

Televisiones públicas

Escepticismo total

Las televisiones públicas no son el único problema de nuestra contemporaneidad, desde luego, pero siguen siendo una de las grandes asignaturas pendientes por su coste, por la perversión de su función como servicio público, por su falta de independencia y por su escasa credibilidad. Naturalmente, a esta escasa credibilidad contribuye también el sentimiento de escepticismo ante sus pretendidas reformas, por lo general vanos y estéticos movimientos que no solucionan el problema de fondo.

Véase, por ejemplo, que la reforma legal de RTVE solo ha logrado por el momento el irónico avance de un pacto bipartidista para la elección parlamentaria del presidente de la corporación y de sus consejeros. Por su parte, el Parlamento Vasco nos promete una reforma integral con plazo final en 2019, pero de momento los parlamentarios de la mayoría consideran con orgullo que EiTB es un modelo independiente, no controlado por el gobierno de turno y con una posición de calidad y prestigio avalada por la sociedad vasca.

De broma, sí, porque incluso en su consejo de administración -nombrado por cuotas de partido- no parecen tener clara la idea de que las televisiones públicas tienen que ser reguladas pero no intimidadas por las disputas y los repartos partidistas del poder, lo mismo que tienen que ser respaldadas por el legislativo pero no controladas e intervenidas por el gobierno o el parlamento. Escepticismo total ante las reformas en marcha, ya digo.

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios