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Alejandro Palomas, fotografiado en Bilbao. FERNANDO GÓMEZ
Alejandro Palomas y la comedia sentimental

Alejandro Palomas y la comedia sentimental

En esta obra, ganadora del premio Nadal, el autor barcelonés vuelve a la Amalia de sus novelas ‘Una madre’ y ‘Un perro’ para hacerla asistir a la boda de su hija lesbiana con otra mujer

IÑAKI EZKERRA

Sábado, 10 de marzo 2018

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Los cambios de costumbres en los ambientes conservadores de una sociedad han sido siempre un material muy aprovechable para la comedia. Lo fue en el teatro (las obras de Jardiel Poncela a menudo parodiaban la legitimación social del adulterio como una adaptación a los nuevos tiempos) y lo fue en el cine español de los 80. Títulos como ‘El divorcio que viene’ o ‘¡Que vienen los socialistas!’ explicitan esa exprimida fórmula de la novedad que irrumpe en un medio tradicional. En esas comedias de la gran pantalla, siempre estaba ‘viniendo’ algo nuevo e hilarantemente amenazador: la democracia, el turismo, el bikini, el destape… La receta no ha caducado ni es exclusivamente española. En 2014, se estrenó una película francesa, ‘Dios mío, ¿qué te hemos hecho?’, que hacía humor grueso con el fenómeno globalizador e interracial. A un típico matrimonio de la burguesía más convencional y gaullista se le casaban sus cuatro hijas con un judío, un musulmán, un chino y un africano. En las coordenadas de esa tradición, antes literaria que cinematográfica, de la comedia de costumbres que juega con los contrastes causados por los cambios sociales y los diferencias generacionales, hay que situar el planteamiento argumental de ‘Un amor’, la novela con la que el barcelonés Alejandro Palomas ha obtenido el Nadal de 2018, si bien es preciso apuntar que en su caso tal fórmula viene adobada con unas abundantes dosis de corrección política y sentimentalismo cuyo objetivo es ennoblecer ese humor a la vez que dotar al texto de envergadura novelesca.

'Un amor'

  • Autor Alejandro Palomas.

  • Novela Ed.: Destino. 464 págs. Barna, 2018.

  • Precio 20,50 euros (ebook, 12,34)

Es en esa naturaleza contradictoria de su proyecto -lo que se podría definir como una ‘comedia sentimental- donde reside el propio desarrollo problemático del libro. Su personaje central es Amalia, una mujer setentona en la que los rasgos de madre clásica se mezclan con una serie de peculiaridades que no se sabe bien hasta dónde pretenden apenar o hacer reír al lector. Amalia es albina, fea, torpe y propensa a unos despistes entre estrafalarios y seniles. Habla atropelladamente y a menudo sus comentarios son pintorescas salidas de tono o intromisiones en las vidas de los otros. Está divorciada y a lo largo del libro se desvelan dolorosos signos de falta de autoestima en su personalidad. Pese a un cuadro tan calamitoso, su gran preocupación son sus tres hijos y sabe dar la talla, así como mostrar una inteligencia y una fuerza interior que sorprenden, cuando se trata de apoyarlos, cosa que todos ellos necesitan en alguna medida. Silvia tiene un compañero, John, que la decepciona con frecuencia. Fer es gay, aún no se ha decidido a compartir su vida con alguien y sale con un chico, Sven, al que su madre llama Esbién. Emma es lesbiana y va a casarse con una tal Magalí que para Amalia se llama Mariví.

El detonante argumental es precisamente esa boda de Emma, que, debido a unas imposiciones burocráticas, coincide con el cumpleaños de Amalia, razón por la cual la familia decide pasar ambas celebraciones en un molino habilitado como casa rural. Y es poco antes de partir a ese destino cuando tía Inés, un amiga de Amalia que cierra el reparto de personajes principales y que es como un pariente, hace una llamada telefónica relacionada con un hecho que afecta de manera decisiva a las vidas de todos ellos. El recurso es de un efectismo melodramático que contrasta con el registro ligero del libro que imponen tanto el tono de la voz de Fer, el narrador, como los diálogos de un estilo desenfadado y coloquial que se intercalan permanentemente con esa primera persona y que a menudo crean una sensación de agitación un tanto artificial, de barullo sobreactuado y presumiblemente hilarante. En esos diálogos supuestamente cómicos, Amalia confundirá la palabra ‘empotramiento’ con el ‘empoderamiento’ del que oye hablar en los programas radiofónicos. Ocurre cuando se encuentra en la consulta de su médico. Y a la hora de explicar a este que su hija Emma es «la mediana» le dirá que es «la lesbiana» en un lapsus que deja entrever, de manera más desafortunada que graciosa, el esfuerzo que realiza una madre clásica de su generación por encajar la homosexualidad filial.

La familia que comparece en estas páginas no le resultará desconocida al lector que haya leído dos de las anteriores novelas de este autor (‘Una madre’ y ‘Un perro’) publicadas en 2014 y 2016 respectivamente. La nueva clave que Palomas nos brinda ahora de esos personajes se halla en el mismo título, ‘Un amor’, y está relacionada con la figura del padre ausente.

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