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La escritora bilbaína Aixa de la Cruz. FERNANDO GÓMEZ
«Con los mismos hechos, podemos contar una historia de muchas maneras»

«Con los mismos hechos, podemos contar una historia de muchas maneras»

La escritora Aixa de la Cruz asegura que la «paranoia de que nada es real» está en el núcleo de su novela ‘La línea del frente’

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Sábado, 11 de noviembre 2017

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Aixa de la Cruz lleva desde la adolescencia «obsesionada» por los falsos recuerdos. Parte de la historia de aquellos terapeutas que hicieron creer a algunos niños que habían sido víctimas de abusos y satanismo –hay varias películas sobre el caso– y de una frase de Oliver Sacks que dice «que hasta que cumplimos más o menos tres años no tenemos memoria a largo plazo, no podemos recordar, y sin embargo él mismo tenía un recuerdo nítido sobre una bomba que caía cerca de su casa en la guerra. Investigó y supo que era imposible». Esta idea de contrastar versiones de hechos y ver las divergencias, y la «paranoia de que nada es real», está en el núcleo de ‘La línea del frente’ (Salto de Página).

– ¿En qué momento está Sofía? Llega un punto en que ni siquiera puede salir de casa…

– Sin darse cuenta del todo –es de estas cosas que hacemos sin entender por qué–, mimetiza la situación de encierro de su novio, que está en la cárcel. Y lo interesante es eso: como no sabe darse cuenta de lo que hace inconscientemente, empieza a buscar causas externas que justifiquen su comportamiento, así que se vuelve paranoica, empieza a pensar que el conserje la vigila... Tiene que ver con no ser capaz de acceder a tu subconsciente y con no poder ver a qué se debe lo que haces.

– Persigue la verdad pero no termina de encontrarla.

– Vive un proceso que tiene que ver con que nunca conocemos la verdad sobre nada ni sobre quiénes son los otros, ni sobre quiénes somos nosotros mismos. Ella empieza en un punto A en el que piensa que sí, que es posible acceder a toda la verdad, que todo se puede reconstruir como se reconstruye la Historia –uniendo pruebas circunstanciales–. Y va desencantándose de esta idea hasta que tiene que tomar una decisión: si todo aquello en lo que creo es falso, ¿esto invalida lo que siento o no?

– Está eternamente haciendo preguntas sobre las historias de otros y la suya propia.

– Reescribe su pasado continuamente. De pronto se da cuenta de que no ha visto algo que debería haber visto. Cuando empecé a escribir, yo misma me preguntaba cómo iba a hacer verosímil a un personaje de mi edad, que sería mi álter ego –que vivió los ‘dosmiles’ en Euskadi, que fue a un colegio público–, que no estuviera al tanto de los problemas de la violencia y políticos del país. Ella es como el hombre que nunca estuvo allí. Vivió como con orejeras y cuando se da cuenta de todo aquello que no vio, intenta reconstruir su pasado para llenar las lagunas. En el fondo, siempre hacemos eso, imaginamos el pasado, porque la memoria es bastante limitada y sobre todo impera la coherencia. A nuestro cerebro no le importa tanto que todo lo que recordemos sea exactamente cierto como que en el hilo cronológico no haya lagunas. Repasamos, reconstruimos, rellenamos, inventamos datos.

– Cuando el entorno es violento, ¿se tiene aun más necesidad de respuestas absolutas?

– Totalmente.

– Es una cuestión personal pero también social.

– Hay un paralelismo claro en la novela entre Sofía intentando reconstruir el pasado de su novio, recordando el suyo propio, y Euskadi en este momento en el que está revisitando el pasado también. Lo que se puede decir sobre una persona se puede decir sobre una sociedad. Nunca tenemos un relato único, no hay una verdad que esté ahí fuera como decían en ‘Expediente X’: no hay tal cosa como una verdad única que podamos desvelar, sino que con las mismas pistas y hechos podemos contar diferentes relatos. Y hay relatos falsos, obviamente, como la famosa posverdad que está utilizando Trump, pero otros no son falsos, sino complementarios. Sin malear los hechos, podemos contar una misma historia de muchas maneras. Lo que te diría un psicoterapeuta es que de entre todas esas formas posibles tienes que encontrar la que te convenga para sanar, que te ayude a no tener dolor. Y eso se puede aplicar a las sociedades en su conjunto.

– A Sofía le pesa mucho no haber sido una persona comprometida.

– Era lo que más me interesaba de ese personaje. Es casi un tópico contemporáneo que en Euskadi muchos estamos atravesando ese proceso de revisar el pasado y de asumir pequeñas culpas (debería haber hecho esto, no debería haberme callado), y me gustaba un personaje que ni siquiera tiene derecho a esa revisión de conciencia porque ella nunca vio, nunca miró. No pudo ser cómplice porque no estuvo, no pudo ser agresora porque no se posicionó, es como si en su adolescencia fuera un fantasma. Y de ahí la idea de que quizá la peor culpa es no haber actuado, la de la ceguera.

Experta en ficción

– ¿El entorno socioeconómico marca tanto?

– Cómo justifico que alguien haya podido tener una vida tan distinta a la mía, me preguntaba al escribirlo, si compartimos tantas características. La clase podía ser la clave. Padres ‘superprotectores’, una burbuja gracias a los medios económicos, hace que pueda estar al margen de lo que ocurre.

– ¿Y por qué de repente siente la necesidad de cambiar eso?

– Ha seguido esa vida cómoda e irrumpe un ‘flashazo’ de su pasado mientras ve las noticias: están deteniendo a un antiguo novio. Eso lo primero. Y además, está haciendo una tesis doctoral de análisis de texto y ese proceso crítico que empieza a emprender con sus discursos se empapa de ese trabajo que hace en la tesis, ese desentrañar otro personaje y otros textos.

– Llega a odiar los libros, los textos.

– Ella es experta en ficción, pero no se da cuenta de que los mismos recursos que utiliza para explicar los textos que analiza, sirven para explicar los que ella construye sobre los otros.

– Hablando de libros, recientemente se han publicado varios con ‘el conflicto’ como marco. ¿Qué ha cambiado?

– Esta reflexión no es mía sino de Iban Zaldua pero siempre la repito: es un poco injusto que se insinúe que a raíz de ‘Patria’ hay proliferación de este tipo de textos. Han existido. Llevan existiendo mucho, mucho tiempo. Pero no se les daba visibilidad o bien porque solían estar escritos en euskera y no se traducían o bien porque las editoriales no estaban interesadas. De pronto han decidido que era el momento para sacarlos a la luz pero siempre ha habido gente escribiendo sobre esto.

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